Víctor Pérez, celador en Urgencias de Atención Primaria: "Nos han vendido y nos han mentido: esto es una traición sostenida"
Víctor Pérez, celador con más de tres décadas de experiencia en el sistema sanitario de Castilla y León, ha alzado la voz con contundencia para denunciar lo que considera una “injusticia histórica” hacia los celadores que prestan servicio en los SUAP (Servicios de Urgencias de Atención Primaria). Tras 28 años en el Hospital Universitario de León y cinco más en el SUAP de Astorga, Pérez es también una figura clave en el ámbito sindical, como cofundador del Sindicato de Celadores de Castilla y León, delegado de USO y miembro de la Junta de Personal durante más de diez años.
Desde esa posición, lanza una acusación directa a la Junta de Castilla y León y a los principales sindicatos de la Mesa Sectorial (UGT, CCOO y CSIF): “Nos han vendido y la Administración nos ha mentido descaradamente”, sentencia. “No estamos ante un error, sino ante una traición sostenida en el tiempo”.
Una lucha que viene de lejos
En 2023, Pérez y su compañero Fernando Fernández protagonizaron un encierro de diez días en huelga de hambre en Astorga para exigir la equiparación retributiva de los celadores del SUAP con sus compañeros hospitalarios. La protesta concluyó con una promesa por parte del Consejero de Sanidad, pero según Pérez, fue otra promesa vacía:
“Nos mintieron a la cara en varias reuniones. Nada de lo prometido se ha cumplido”, asegura, señalando también a la Gerente Regional y a la Directora General de Personal y Desarrollo Profesional.
Lo que ha seguido, explica, ha sido una exclusión deliberada del proceso negociador: “Nos vetaron del Grupo de Trabajo sobre retribuciones cuando vieron que nuestras propuestas eran serias y firmes. No aceptábamos migajas”, denuncia.
Críticas al acuerdo sindical: “Una burla firmada”
Víctor Pérez no ahorra críticas al papel jugado por UGT, CCOO y CSIF: “Hace 20 años olvidaron incluirnos en el Decreto de Retribuciones. Ahora han tenido la oportunidad de corregirlo y no solo no lo han hecho, sino que han firmado un acuerdo vergonzoso”, afirma.
En su opinión, lo pactado por los sindicatos mayoritarios y la Administración “es un insulto a la inteligencia y a la dignidad del celador”. Añade que “no saben lo que hacemos ni lo que padecemos en jornadas de hasta 24 horas… y lo peor es que les da igual”.
Una Orden que ignora las sentencias judiciales
La publicación de una reciente Orden por parte de la Consejería de Sanidad ha encendido aún más los ánimos. Según Pérez, “la norma ignora abiertamente múltiples sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León”, que reconocen el derecho de los celadores a percibir los complementos por trabajar en domingos, festivos y turnos de noche.
“No quiero decir que se esté prevaricando, pero desde luego esto no es legal ni ético. ¿Cómo se llama cuando se ignoran las sentencias para aprobar normas que perjudican a un colectivo concreto?”, se pregunta.
Septiembre: regreso a las movilizaciones
Lejos de resignarse, tanto Víctor Pérez como Fernando Fernández, en su papel de representantes de la Plataforma de Celadores del SUAP, ya preparan nuevas acciones: “Si en septiembre no hay una rectificación seria, volveremos a movilizarnos. Encierros, protestas… haremos lo que haga falta”, avisa Pérez.
Cierra con una reflexión contundente: “La Administración tiene la obligación legal y moral de tratar con justicia a todos sus trabajadores. Lo que está haciendo el Sacyl es justo lo contrario. Están manipulando la normativa para mantenernos discriminados. Y no vamos a callarnos”.
¿Una negligencia o una estrategia calculada?
Pérez lanza un mensaje a los sindicatos de la Mesa Sectorial: “No quiero pensar que hay mala fe detrás de estas decisiones… así que la única explicación es la ignorancia. Lo cual no sé si es peor”.
La próxima batalla sindical en torno al pago de los sábados festivos marcará un nuevo capítulo en esta pugna laboral. Si vuelven a ser excluidos, avisa, “ya no quedarán dudas sobre la intencionalidad”.
La historia de Víctor Pérez refleja la lucha de un colectivo invisibilizado durante décadas. Pero su voz, firme y decidida, empieza a resonar con fuerza en los despachos donde se toman las decisiones.