La sequía artificial en la ribera del Órbigo
Como hija de los propietarios del Molino Los Saltos en Gualtares de Órbigo, agradezco que El Heraldo de León haya abordado la crítica situación del agua en el Órbigo. Como ustedes indican en su articulo 'La millonaria modernización del campo 'corta el grifo' a los huertos urbanos y subleva al Órbigo', lo que está ocurriendo va mucho más allá de huertos secos: se está desmantelando en silencio un ecosistema, una cultura del agua y un modelo de vida.
Desde hace más de 500 años, la Presa de la Tierra riega cultivos, sostiene biodiversidad y ha dado vida a molinos hidráulicos como el de mi familia, ejemplo histórico de patrimonio industrial. Sin embargo, desde abril —tras completarse la modernización del riego— el agua ha dejado de correr. Las consecuencias son devastadoras: molinos sin agua, huertos arrasados, fauna desaparecida, pozos secándose, y un paisaje ribereño convertido en secarral.
¿Están La Confederación Hidrográfica del Duero y la Comunidad de Regantes respetando el caudal ecológico que exige la ley y los acuerdos previos que garantizan el uso tradicional del agua? Se ha priorizado el beneficio de unos pocos frente a un patrimonio natural y social compartido.
¿Se está vulnerando la Ley 6/1992 de Castilla y León sobre protección de ecosistemas acuáticos? ¿Dónde queda la participación ciudadana?
La modernización no debe significar destrucción. Hoy, desde este rincón del Órbigo, pedimos que se escuche y se actúe. Porque si dejamos que esta sequía artificial avance, lo que desaparecerá no será solo el agua, sino también la memoria, la biodiversidad y el alma misma de nuestros pueblos.