Muerte y resurrección de un pueblo leonés en Valladolid
Oliegos, el pueblo cepedano anegado en 1945 bajo las aguas del pantano de Villameca, celebra el 80 aniversario de su vuelta a la vida en tierras vallisoletanas
Este sábado se celebró en Foncastín de Oliegos, en la provincia de Valladolid, el 80 aniversario de la fundación de la localidad y la bendición del pendón leonés de la misma. Un acto de mucha emoción por parte de los vecinos y amigos reunidos en el evento, y cuyo pregón corrió a cargo del que fuera alcalde histórico del pueblo durante años, Juan Antonio Suárez.
Foncastín de Oliegos festejó no solo ocho décadas de historia, sino también el espíritu de resilencia y hermandad de quienes, ante la adversidad, reconstruyeron su vida y su memoria después de la diáspora de 1945. Así, el pendón, símbolo de identidad y esperanza de Oliegos, vuelve a ondear en alto uniendo el pasado y el presente.
Recordemos que Oliegos, en la comarca leonesa de La Cepeda, quedó anegado bajo las aguas del pantano de Villameca cuando el embalse se construyó en 1945. Sus vecinos fueron trasladados a 200 kilómetros, en la finca vallisoletana de Foncastín, donde tuvieron que levantar el nuevo pueblo: Foncastín de Oliegos.
Oliegos en la memoria colectiva
Al acto del 80 aniversario y la bendición del pendón ahora recuperado, asistieron las autoridades de Foncastín y del municipio de Rueda, al que pertenece, así como una representación cepedana y leonesa, del ayuntamiento de Quintana del Castillo, de la Asociación de Pendones de Reino de León y del movimiento cultural cepedano, con participación de escritores y artistas.
Esto ha permitido mostrar que, 80 años después, Foncastín y sus gentes siguen teniendo en la memoria colectiva y en el día a día a León y a Oliegos, además de un arraigo imborrable, pudiéndolo apreciarlo en lugares del pueblo con estatuas conmemorativas así como en el nombre del propio bar, de sus calles con referencias leonesas o en su gentilicio de “Olegarios”, entre otras evocaciones.