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La escritora madrileña Nerea Garrán presenta en San Feliz su último poemario

La escritora madrileña Nerea Garrán.
'Nadie es visible sobre la tierra' es la más reciente obra de la poeta que está en La Casona el próximo jueves a partir de las 19:30 horas

El próximo jueves a las 19:30 horas, La Casona de San Feliz de Torío será escenario de un encuentro literario protagonizado por la escritora y poeta Nerea Garrán. La autora ofrecerá una charla e interpretará en voz alta diversos poemas de su reciente poemario, titulado “Nadie es visible sobre la tierra”. Esta obra ha sido publicada bajo el sello Eolas ediciones, integrándose en la colección poética "Aura".

Nerea Garrán

Nerea Garrán, nacida en Madrid en 1987, posee una licenciatura en Historia del Arte, un máster en Narrativa de la Escuela de Escritores y otro en Creatividad Publicitaria. A lo largo de su trayectoria, ha trabajado como docente y fue parte del consejo editorial de la revista literaria La Rompedora entre los años 2018 y 2019. Sus escritos han sido incluidos en antologías como "Un cielo propio" (2015), "Cuando fuimos malos" (2018) y "Libro Rojo Vol.14" (2024).

Además, han aparecido en publicaciones especializadas, entre ellas La Gran Belleza y Temporales, revista adscrita a la Universidad de Nueva York. Actualmente colabora en el proyecto artístico La Gran Belleza como escritora, editora y jurado de su revista. También integra el colectivo Prostíbulo Poético, grupo con el que presenta recitales y performances literarias mensualmente en la Sala Equis de Madrid.

Portada de 'Nadie es visible sobre la tierra'.

'Nadie es visible sobre la tierra'

Sobre la obra, José Antonio Lera escribe: "En homenaje a la Alejandra Pizarnik convocada por su título, este libro también habría podido empezar así: «nerea nerea / debajo estoy yo / nerea». La poesía de Nerea Garrán no da tregua al lector, explora el otro lado del espejo, ve en la oscuridad (el suyo es un verso-lechuza). Uno de sus símbolos recurrentes es la casa, como extensión de una identidad que se repliega y se contrae sobre sí misma. En ese repliegue aparecen infancias resonantes y la canción de los muertos —su memoria—, que no dejan de hablarnos. Los dones que entrega la soledad son ambiguos: amenazan en forma de bestiarios nocturnos, señalan abismos y pavores, pero también procuran alimento, fortaleza y goce. Por eso, frente a la imagen de la cierva herida (recordemos a Dido o Frida Kahlo), aparece otra voz enérgica que blande muecas de ironía contra las leyes que la azuzan y persiguen. No para sanar, sino por desesperación se escribe y en defensa propia, obedeciendo a un ciego impulso, a un no saber que invade".