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Guitarra española en la Fundación Merayo. Deleite para oído y vista

El guitarrista Carles Pons i Altés, durante su concierto en la Fundación Merayo.
Carles Pons i Altés llena la capilla de la Casona Arriola de pasión con a golpe de grandes clásicos y mágicas improvisaciones 

Acudimos seducidos por la propuesta de la Fundación Merayo, esta vez un recital de guitarra española a cargo del maestro Carles Pons i Altés. Deleite para el oído y la vista, ya que el concierto se celebra en el incomparable marco de la desacralizada capilla del antiguo Seminario Menor de Santibáñez de Porma, la “Casona Arriola”. Acompañan desde las paredes las obras de la exposición colectiva “Arte Sin Fronteras” que podremos disfrutar hasta el 31 de octubre.

Carles Pons i Altés nació en Lleida, pero ahora lo tenemos mucho más cerca, ya que fijó su residencia en Palencia hace más de veinte años. Se formó en el Conservatorio municipal de música de Barcelona, y a lo largo de su vida ha sido jurado en numerosos concursos internacionales y girado por prácticamente toda Europa, Bahrain, México, Brasil, Perú, Estados Unidos y Japón.

Ha realizado a la vez grabaciones en distintos puntos, como para ETB, RAI-3, Radio Televisión Turca, UCS-TV Brasil o RTS-1 Serbia. Aprovechando estas giras ha impartido numerosas “masterclasses” en diversos países.

En Palencia se ocupa de la dirección del “Festival Diapasón”, y, como músico de cámara, se integra en el trío “Pasión Andaluza”, acompañando al pianista Manuel Cuenca y a la bailarina Almudena Roca. También acompaña al bandoneonista Orlando di Belo en el proyecto “El Tango”.

Delicioso el disco “Bolero para un Ángel” de 2008

El recital lleva por título “Tangos, pasodobles… y Albéniz”, haciendo honor al mismo, el maestro Pons se arranca con “La Cumparsita” de Matos y “Verano Porteño” de Piazzolla con arreglos propios. Al respecto de los arreglos nos indica que la guitarra es una mala compañera para componer. Es un instrumento complicado, en el que atacar determinadas series de notas es físicamente casi imposible, de ahí también la importancia de los arreglos para guitarra de piezas no compuestas específicamente para dicho instrumento.

Siguiendo con este razonamiento, nos introduce a la figura de Fernando Sor, guitarrista español que desarrolló su carrera a principios del siglo XIX. De Sor podemos decir que fue un precursor del Romanticismo, introduciendo en sus composiciones matices sombríos, pero su lenguaje musical nos suena extrañamente contemporáneo, aunque hablamos de piezas de hace más de doscientos años. Suena “Recuerdos de una noche en Berlín”, composición elaborada por Sor en un viaje a través de Europa tras los pasos de una bailarina de la que se había enamorado. De Sor cabe decir también que elaboró un método pedagógico para la guitarra española, incorporando la novedad del empleo de una mesa como apoyo para el instrumento, de manera que las manos estuviesen más libres a la hora de acometer notas físicamente más dificultosas.

Tras Sor suena Francisco Tárrega, referente de la composición para guitarra española. Viene a llenar un cierto vacío tras la desaparición de Sor, con un enorme volumen de composiciones y arreglos. Destacó en su esfuerzo por combinar los aires populares españoles con el ideal del Romanticismo. Aparte se le considera como el creador de los fundamentos técnicos de guitarra clásica española.

De la polka a Albéniz

De este autor, nacido en Villareal, suenan una polka, “Rosita”, un arreglo sobre “O Sole Mio” y el vals “Las Dos Hermanitas”. Tárrega tiene en su catálogo muchas obras con nombre de mujer, la mayoría de ellas compuestas en honor de las patronas de las pensiones que ocupaba en sus giras, para la época y en España, bastante dilatadas.

Cierra Carles Pons la selección de obras con cuatro de Isaac Albéniz. Tres pertenecen a la “Suite Española I” (Asturias, Cádiz y Sevilla), y también suena la conocida barcarola “Mallorca”. Una barcarola es una canción folclórica de los gondoleros venecianos, cuyo ritmo y cadencia ayuda a su remar. De las cuatro la más conocida sin duda es “Asturias”, pieza incorporada a sinnúmero de documentales como fondo musical cuando se quieren destacar los valores de “lo español”. Como un torrente suena la pieza que, curiosamente, no fue inspirada por Asturias al autor, y su nombre se debe al editor de la partitura que, al serle remitida sin nombre, decidió bautizarla.

Acaba el concierto con un solicitado “bis” y el Maestro se despacha con una “improvisación” sobre una pieza para banjo, inspirada en música popular de los Estados Unidos. Nos previene Pons sobre esto de las improvisaciones, que casi nunca lo son, antes bien repetidas un buen número de veces. Simpático, ameno y cercano el guitarrista.

No queda sino agradecer la iniciativa de la Fundación Merayo, con Ángela y Jesús siempre tan hospitalarios y atentos. Intentaremos no perdernos la próxima cita musical el 12 de septiembre a cargo de “Arts Sonora”, dúo compuesto por Rosa María Sánchez y Miguel Ángel Alegre. Mientras tanto, y para hacer boca, una conferencia, recital y performance poética a cargo de Gustavo Vega Mansilla este próximo sábado 5.