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Libros

¿Otro libro sobre la Guerra Civil? Sí, 'El viaje de mi padre'

Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, 'El viaje de mi padre', en San Feliz de Torío, en Espacio Factor.
Este viernes en San Feliz de Torío, Julio Llamazares presentó su nuevo libro, una mirada íntima y sin bandos sobre la experiencia de su padre en la Guerra Civil

Julio Llamazares presentó este viernes su último libro, ‘El viaje de mi padre’, en San Feliz de Torío, en Espacio Factor. Allí se desarrolla un proyecto cultural, liderado por el librero y editor Héctor Escobar, en el que la literatura tiene una especial relevancia todos los meses del año. Situado en lo que fuera la antigua estación de FEVE (para quienes con ese nombre hemos conocido a este tren de vía métrica, el cambio de nombre resulta casi imposible), Espacio Factor se quedó, tal como se preveía, pequeño. Y fueron muchos quienes tuvieron que permanecer en el exterior viendo a Llamazares a través de una cristalera y a Héctor Escobar moviéndose frenético para intentar solventar los problemas del equipo de sonido que debía permitir, además, escucharlo. A Llamazares le acompañaron Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, y David Rubio, sobrino del autor y director de ‘La Nueva Crónica de León’, para quien el libro es, en realidad, el viaje de su abuelo. 

Un homenaje personal y colectivo

El lugar, sin embargo, fue escogido por el autor por varias razones. Entre ellas la de que su padre transitó sin duda por esta estación de San Feliz de Torío cuando con su compañero Saturnino marchaba a la guerra. Nemesio y Saturnino, el uno de La Mata de la Bérbula, el otro de Aviados, eran dos jóvenes de apenas 18 años, que en futuro serían maestros, que optaron por ir voluntarios al frente antes de la movilización forzosa para poder escoger destino. Eligieron transmisiones.

De aquella experiencia dramática y trágica, que los colocó en plena juventud en el frente de Teruel, el padre de Julio Llamazares no hablaba mucho. Nemesio no era hombre de muchas palabras -más bien de largos silencios- pero de cualquier manera dio un poco igual. Porque el autor reconoce que, como la mayoría de los jóvenes, no escuchó a su debido tiempo y cuando quiso hacerlo ya era tarde porque le faltaba el personaje. Así que fue amasando a lo largo de los años la idea de recorrer aquellos espacios que tanto marcaron a su padre y a toda su generación: hacer el mismo viaje y plasmarlo en un libro cuya originalidad radica en que no es una novela, ni un ensayo, ni un poemario. Se trata de un viaje a la guerra y a la memoria de su padre. 

La guerra sin bandos: una visión imparcial y necesaria

 En conversación con Pilar Reyes, Julio Llamazares recordó que, el libro es una visión de la guerra como tragedia y que en él no hay ninguna toma de posición. Por eso está dedicado a todos los que perdieron la guerra, en cualquiera de sus frentes, en cualquiera de los dos ejércitos. Es un ejercicio necesario que surge también de la propia situación familiar, dividida por razones no solamente ideológicas, sino prácticas, entre aquellos dos ejércitos. Pese a ello, siempre se querrían y respetarían, con la mirada puesta también en el hermano que no volvió y que permanece enterrado solo Dios sabe dónde. Casi resultará extraño, esto lo digo yo, no encontrar una familia donde no ocurriese algo semejante. 

Tantos años después, evitado un aprendizaje que podía haber sido casero, Llamazares todavía llegó a tiempo para preguntar a Saturnino por aquellas tremendas vivencias. Lo hacía por los veranos, bajo la sombra del peral en el que solía sentarse. Y comprobó que tampoco Saturnino tenía muchas ganas de hablar de aquella guerra de la que, sorprendentemente, recordaba de manera selectiva algunas cosas positivas. Por ejemplo, aquella vez en la que vieron en una casa las camas vestidas con sábanas de hilo (entraron y se acostaron, claro), aquellas medio novias que se echaron o la primera vez que vieron el mar en Castellón. A tantos y tan trágicos kilómetros de casa…

Paisaje y azar: protagonistas invisibles del viaje

En este viaje en el presente mirando hacia atrás, dice Llamazares que hay lo que hay en todos los viajes: paisaje, paisanaje y azar. El paisaje, que es memoria y que, si lo sabes interpretar, te lo cuenta todo. Así que el paisaje no deja de ser protagonista en esta y otras obras. El azar está siempre presente y se plasma incluso en lo inverosímil. Y así, aquel frío espantoso de más de veinte grados bajo cero que soportaban los combatientes en el frente y constituiría un recuerdo imborrable para Nemesio, en el viaje del hijo no quiso hacer su aparición, camuflado en unas impropias temperaturas primaverales. Viajar es, en fin, parar, escuchar, mirar, sentir, pensar. Lo dice un autor que ha explorado, dentro del género de los libros de viajes, prácticamente todo: la geografía, el arte, la literatura, o los lugares míticos que existieron o no.

“Al final, todos los viajes son interiores. Y yo aprendí a comprender a aquella gente, sus silencios, su tristeza”.  El libro, que comenzó en el cementerio de La Matica, terminó en el mismo lugar. Con bien pocas palabras: “fui y volví”.