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España, frente al apagón: una isla energética con conexiones débiles a Europa

Mapa de las principales líneas de tensión en España.
La reciente caída eléctrica que se hizo sentir en León expone la vulnerabilidad del sistema español, altamente dependiente de su infraestructura interna y con una escasa interconexión con el resto del continente

El reciente apagón eléctrico que afectó a toda la Península, Portugal y Francia, y al que León no fue ajeno, ha vuelto a poner sobre la mesa la delicada posición del país dentro del sistema energético europeo. Aunque aún se investigan las causas exactas del incidente, la situación ha evidenciado una vez más los problemas estructurales de España como “isla energética”, es decir, un sistema parcialmente aislado del resto de Europa a pesar de su cercanía geográfica.

Un país con conexiones limitadas

España cuenta con una capacidad de interconexión eléctrica limitada, especialmente con Francia, lo que impide una integración eficaz en el mercado eléctrico continental.

Esta falta de interconexión restringe la posibilidad de importar electricidad en momentos de escasez o exportar cuando hay excedentes. En el caso del reciente apagón, fue fundamental el respaldo energético que Marruecos proporcionó a Francia y que, a través del país galo, ayudó a recuperar el suministro en el norte y sur de la Península Ibérica.

Más difícil para España que para el resto de Europa

Según fuentes del sector consultadas por 20minutos, los operadores de red europeos están en permanente coordinación y suelen resolver incidencias en pocos días. Sin embargo, advierten de que la posición geográfica de España implica "más dificultades" para lograr una respuesta inmediata y coordinada como en otros países del centro de Europa.

A pesar de que la red se estabilizó en menos de 24 horas, el incidente ha generado preocupación en Bruselas por la resiliencia del sistema español.

Dependencia interna y riesgo de precios altos

España depende en gran medida de su propia infraestructura de generación de energía, lo que la expone no solo a cortes como el ocurrido en León, sino también a precios más elevados y una menor competitividad.

Esta condición también supone un freno a la transición energética, ya que tecnologías como la solar o la eólica requieren redes flexibles y bien conectadas para manejar los picos de producción y demanda.

Por debajo de los objetivos europeos

Actualmente, la interconexión eléctrica entre España y Francia se encuentra en torno al 6,5 %, por debajo del objetivo del 10 % fijado por la Comisión Europea, y muy lejos del ideal del 15 %.

El proyecto más emblemático hasta la fecha ha sido la línea Baixas–Santa Llogaia, inaugurada en 2015 y con una capacidad de 2.000 megavatios, pero sigue siendo insuficiente. Nuevas iniciativas, como la futura interconexión submarina a través del Golfo de Vizcaya, podrían ayudar a paliar esta situación, aunque su entrada en funcionamiento aún tardará años.

Precedentes que preocupan

Los antecedentes no son alentadores: en 2020, un fallo en la red casi desincroniza el este y oeste de Europa, dejando a más de diez países al borde del colapso eléctrico. En esa ocasión, el análisis completo del incidente tardó meses.

Por ello, expertos valoran positivamente la rápida reacción de España ante la reciente emergencia, pero insisten en que no basta con la respuesta: urge una estrategia estructural que rompa el aislamiento energético del país y fortalezca su seguridad y sostenibilidad.