'La mina se apagó, pero el polvo sigue en el aire'
La historia minera del Bierzo, en el corazón de León, tiene capítulos gloriosos y otros profundamente tristes. Hoy, la región que antaño rugía con el sonido de los martillos y transportaba esperanza en cada vagoneta de carbón, es un paisaje mudo, herido por la desindustrialización y la desidia institucional.
Así lo evidencia el trabajo de investigación realizado por los estudiantes Juan Antonio Suárez García, Diego Llano Ruiz y Dennis Fidalgo Flores, grado de Ciencias Ambientales, quienes han dedicado su estudio universitario al análisis del fin y la situación actual de la cuenca del Alto Bierzo.
Pozo Casares, símbolo de una herida abierta
La investigación, centrada en el Pozo Casares en Tremor de Arriba, no solo documenta el deterioro físico del entorno, sino también el emocional de sus habitantes. La mina, que alimentó durante décadas a cientos de familias, hoy es un espacio contaminado y abandonado.
Restos de lavaderos y talleres oxidados conviven con suelos y aguas aún contaminados por residuos industriales. “A los jefes les daba igual, solo querían cobrar, no era su problema”, recuerda Julián, un exminero entrevistado por los estudiantes.
Voces de la mina: la memoria obrera resiste
Durante su trabajo de campo, los autores entrevistaron a numerosos exmineros como Héctor, Adolfo, Jose Manuel, Carlos o Vicente, quienes revivieron las condiciones de precariedad en las que trabajaban: falta de protecciones, meses sin cobrar y una paulatina desprotección sindical e institucional.
“Llegamos a cortar carreteras y enfrentarnos a la Guardia Civil; hasta vinieron helicópteros, que repelíamos con fuegos artificiales”, relató uno de ellos.
Uno de los testimonios más impactantes fue el de Julián, quien comenzó a trabajar con apenas 16 años. Habló del hacinamiento, de la llegada masiva de inmigrantes portugueses, de los precios abusivos del suelo y del urbanismo acelerado y desordenado que dejó cicatrices aún visibles.
Una reconversión que no llegó: fracaso institucional
Uno de los principales hallazgos del trabajo es la mala gestión de los fondos Miner, destinados a la reconversión industrial tras el cierre de las explotaciones. Vicente, dueño del bar Eliseo y autor del libro "Minas, bares, negocios y riqueza en los valles del Tremor y del Boeza", aseguró que la Junta de Castilla y León no supo gestionar una transición justa. “Hoy solo quedan seis niños en la escuela”, lamenta. El pueblo, como muchos otros, ha quedado prácticamente incomunicado y envejecido.
Naturaleza en recuperación, pero cicatrices aún visibles
Aunque la vegetación comienza a cubrir lentamente las heridas del paisaje, la falta de planificación en la recuperación ambiental es evidente. Los estudiantes observaron escombreras sin tapar, repoblaciones forestales mal ejecutadas y ausencia de medidas reales para revitalizar la zona.
Sin embargo, resaltan que la comunidad mantiene una actitud positiva y luchadora, abriendo sus puertas a quienes quieran escuchar su historia.
Turismo, cultura y memoria como vía de recuperación
El estudio concluye que el futuro de Tremor de Arriba y otras cuencas mineras puede estar en el turismo rural y cultural, en la recuperación del patrimonio minero como atractivo y en la reivindicación constante de su memoria.
“Nuestro trabajo no termina aquí —aseguran los autores—, seguiremos documentando la historia de esta tierra y luchando por su visibilidad”.
Autores del trabajo:
Juan Antonio Suárez García, Diego Llano Ruiz y Dennis Fidalgo Flores
Estudiantes del Grado en Ciencias Ambientales
Universidad de León