Addoor Sticky

UGT pide que La Bañeza "no se olvide" tras admitir que no hay avances con Azucarera

UGT analiza la crisis en la que se encuentra el sector azucarero en Castilla y León y anuncia medidas para evitar que se agrave la situación, además de tratar las consecuencias ante el cierre de la azucarera de La Bañeza. En la rueda de prensa interviene el secretario general UGT en Castilla y León, Óscar Lobo, y la secretaria general de UGT FICACyL, Sandra Vega. Foto: E. Margareto

El secretario general UGT en Castilla y León cree que “no hay sitio para la resignación” porque “hay mucha gente esperando soluciones” y advierte que la planta de Toro también peligra 

El secretario general UGT en Castilla y León, Óscar Lobo, admitió este miércoles que “no hay avances significativos” en el marco de las reuniones que se mantiene en el seno de la Fundación Anclaje sobre la continuidad de la planta de la azucarera de La Bañeza, después del anuncio de cierre de la británica AB Azucarera, pero afirmó: “Empujaremos para que no se deje en el olvido y se busque una solución industrial para que no quede condenada”, espetó, en declaraciones recogidas por Ical.

Lobo lamentó que no se hayan presentado propuestas y proyectos sobre la mesa, pero fue optimista y entendió que “tiene que haberlos, porque la comarca tiene que tener un proyecto industrial alternativo, porque forma parte de una defensa integral del sector”. “No hay sitio para la resignación. Hay mucha gente esperando soluciones”, manifestó.

El estado del sector remolachero

UGT advirtió que o “se trabaja de forma inmediata y conjunta” por el sector azucarero o “habrá que lamentar” más cierres de molturadoras de remolacha que se sumen al reciente de La Bañeza, y puso el foco, concretamente, en la planta de Toro (Zamora), la única que posee en la Comunidad actualmente AB Azucarera.

Así lo trasladaron el secretario general UGT en Castilla y León, Óscar Lobo, y la secretaria general de UGT FICACyL, Sandra Vega, quienes anunciaron un plan para “aunar” los intereses de los trabajadores de la industria y de los agricultores, junto a la Administración autonómica, nacional y comunitaria, los sindicatos más representativos del sector y las organizaciones profesionales agrarias para “garantizar” la continuidad del cultivo de la remolacha en la Comunidad, con siembras que “sean atractivas” y puedan contribuir a mantener el tejido productivo de un sector que es estratégico.

En esta idea, reivindicó que “se trabaje ya con anticipación”, motivo por el que este mismo miércoles han remitido una carta a la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, María González Corral, para que “de forma inmediata se cree un ámbito de trabajo en común y no estar sujetos a los vaivenes de los mercados y las contingencias que llegan de Europa”. “Necesitamos que en Castilla y León se defienda este sector tan importante”, incidió.

2.000 empleos perdidos en la Comunidad

En los últimos 25 años se han perdido más de 2.000 empleos directos en Castilla y León en la industria remolachera, desde que comenzaron los cierres de las plantas de Veguellina de Órbigo (León) y Venta de Baños (Palencia), a los que se suman los 193 con la última reestructuración y cierre en La Bañeza, según explicó Vega. El drama es mayor, si cabe, con alrededor de 20.000 indirectos perdidos, dado que estudios de la Unión Europea constatan que por cada puesto de trabajo directo se generan diez indirectos entre la industria química, la logística o el transporte, entre otros.

Una situación que ha empeorado este año, también con el cese de molturación de las plantas de Miranda de Ebro y Jerez de la Frontera, únicamente destinadas al proceso final del refinado, procedente en muchas ocasiones de la caña de azúcar exterior. En la UE se han producido cierres desde 2017, “justo cuando se produjo la eliminación de las cuotas”.

Óscar Lobo recordó que la Comunidad “juega papel fundamental en la agroalimentación”, y sostuvo que en una campaña de remolacha que apunta “buenas expectativas”, el mensaje es “no dormirse en los laureles”. “Se ha perdido tejido productivo, que golpea doblemente cuando afecta al medio rural. El sector ha perdido fuelle y no hay mejor manera de garantizar presente y futuro del medio rural que apostando por la industria”, indicó.

Actualmente se contabilizan 1.100 trabajadores directos en las plantas, con 11.000 indirectos, con lo que la “importancia es doble al ser un sector que no opera de manera aislada, sino en cadena”. “Nos preocupa el presente y el futuro de las plantas. Pero no podemos hacerlo solos. El objetivo es unir la labor de los agricultores, favorecer la producción de remolacha en todas las provincias, principalmente en León y Zamora. Hay que garantizar el cultivo. Nos tenemos que volcar en ello, porque si no se cultiva, las plantas están condenadas al cierre y todo lo que conlleva que estas zonas queden absolutamente deprimidas”, advirtió.

Castilla y León, en ventaja

Lobo consideró que la agricultura de la Comunidad “está en ventaja” en relación al resto para acometer este incremento de producción de remolacha, algo que apoyó en un sector altamente tecnificado, regadíos modernos y profesionales cualificados. “Ahora hay ánimo por el agricultor, pero hay que empujar, por eso queremos unir los intereses. Queremos poner pie en pared para que se tomen otro tipo de decisiones”, manifestó.

Por su parte, Sandra Vega confió en que se tomen medidas “para evitar que se degrade más un sector estratégico, que da vida al mundo rural y que ha sido duramente golpeado por las restructuraciones, la liberalización del mercado y el aumento de costes de producción”. Por eso, apostó por “atraer empresas a que vengan” a molturar y “no solo a refinar”, en una Comunidad que cuenta con algo más del 80 por ciento de la producción española.

En este sentido, pidió a la Junta que intervenga con acciones y “más ayudas” para que el cultivo sea más atractivo y los agricultores siembren; y recordó al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y a la propia consejera del ramo, que cuando surgió el cierre de La Bañeza “se comprometieron a ayudar a la comarca”. “Ahora es el momento”, matizó, dado que España es “deficitaria en azúcar” y las políticas comunitarias y la competencia de otros mercados “han afectado al sector”.

“Si Castilla y León deja de sembrar remolacha dependeremos por completo de otros países. Es un oligopolio y nos arriesgamos a un desabastecimiento y aumento de costes. Si pierde fuerza dejará de ser estratégico y las ayudas vinculadas al mismo dejarán de recibirse”, pronosticó Vega, quien señaló que este escenario ya ocurrió con el tabaco.

Sector en caída

Vega explicó que el sector está en caída en los últimos años, desde que comenzaron las diferentes reestructuraciones. Así, indicó que el precio medio del azúcar blanco en 2010 era de entre 500 y 600 euros por tonelada, alcanzando en 2015 el más bajo de la serie, con 400-450 euros; y el más elevado, en 2023, con 800-900 euros por tonelada; para bajar de nuevo en 2024 a 650-700 y a 590-610 euros por tonelada en la actualidad.

En cuanto al precio medio recibido por los agricultores, era de 35-40 euros por tonelada en la campaña 2010-2011, en el periodo previo a la reforma y dentro del sistema de cuotas; que subió a 55-61 euros en 2023-2024 por la subida significativa por mejoras de los precios y los acuerdos interprofesionales con Acor; y 60-70 euros en la última campaña. Sin embargo, vuelve a bajar en 2025-2026 a 45 euros.

Sobre los costes de producción, desde la 2010-2011 los precios se han incrementado de 2.500 euros por hectárea a 3.000 en la 2015-2016, llegando en la 2024-2025 a 4.100-4.400 en regadío. “El coste se ha elevado por la inflación y el incremento de insumos”, espetó Vega, quien también abordó la superficie, que ha evolucionado desde las 56.000 hectáreas de 2010 a las 30.000 actuales.

“Las principales causas del descenso son la caída del precio del azúcar en el mercado internacional y la oferta de la industria al agricultor, que es insuficiente”, resaltó la secretaria general de FICA-UGT en la Comunidad. La UE se ha dejado desde 2023 más de 200.000 hectáreas de remolacha, hasta los 1,3 millones; y España, en este primer cuarto de siglo, ha pasado de contar con 25 fábricas a solo dos en la actualidad, Olmedo y Toro, además de las que refinan.