50 años de León en los GRAPO
El 1 de octubre de 1975, hace exactamente cincuenta años, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) salieron de la sombra con un triple atentado en Madrid que segó la vida de cuatro policías nacionales: Antonio Fernández, Agustín Ginés, Joaquín Alonso y Miguel Castilla. Los agentes fueron abatidos cuando vigilaban sucursales bancarias y una caja de ahorros en distintos puntos de la capital.
Ese día, con un Franco enfermo y un régimen en agonía, los GRAPO inauguraron con sangre el nombre con el que pasarían a la historia del terrorismo español.
Una violencia que ya había empezado
Aunque esa jornada fue considerada su “presentación oficial”, no fue su primera acción. Dos meses antes, el 2 de agosto de 1975, el guardia civil Casimiro Sánchez fue asesinado a tiros en Carabanchel (Madrid). Su compañero, Ignacio Cabezón, logró salvar la vida refugiándose tras un coche. Los atentados fueron reivindicados más tarde como parte de la escalada de violencia con la que la organización pretendía responder a los últimos fusilamientos del franquismo, ocurridos el 27 de septiembre de aquel año.
León, territorio de GRAPO
La historia de la organización terrorista no puede entenderse sin su huella en la provincia de León. Según relata el historiador afincado en la capital leonesa Jonatan Rodrigues López, autor de 'Los GRAPO contra el Estado (1968-1985)', los primeros núcleos se detectaron en la provincia entre 1975 y 1977, vinculados a estudiantes y a mineros.
Uno de los episodios más relevantes fue el robo de 350 kilos de Goma-2 en el pozo Carrasconte de la MSP, el 28 de febrero de 1977, que condujo a la detención de varios vecinos de Villaseca de Laciana, considerada la “cuna” del GRAPO leonés.
Primer atentado en León capital
La ciudad de León sufrió de lleno la violencia de la organización el 13 de mayo de 1979, cuando el brigada jubilado de la Guardia Civil Emeterio de la Puente Aller, exjefe del cuartel de Villaseca de Laciana, fue tiroteado en el barrio de El Ejido. Gravemente herido, falleció mes y medio después en el Hospital Princesa Sofía.
Detenciones como las de Buenaventura García Martín y Mercedes Padrós Corominas en Corullón, donde llevaban meses haciéndose pasar por artesanos, evidencian que la provincia fue durante años un lugar estratégico de ocultamiento y logística para la banda.
Leoneses en la dirección
Entre los activistas “históricos” vinculados a la provincia figuran Teijelo y Manuel Ramón Arango, nombres propios dentro de una trayectoria marcada por atentados, secuestros y asesinatos que sumaron más de 85 víctimas mortales en toda España hasta su declive en los años 2000.
En la presentación de su obra remarcó que la violencia de los GRAPO dejó una huella profunda en León. Una historia cercana y, sin embargo, desconocida para buena parte de la sociedad que, medio siglo después, sigue recordando que el terrorismo no fue solo cosa de ETA.
En León: "Han ido a por el furgón blindado"
El 4 de agosto de 1992 la banda terrorista intentó robar 90 millones de pesetas en plena N-120; 33 años después, el suceso se recuerda como uno de los últimos golpes fallidos de la organización
La mañana del 4 de agosto de 1992, León vivió uno de los episodios más espectaculares de la actividad terrorista de los GRAPO. Dos individuos, de entre 20 y 30 años, intentaron asaltar un furgón blindado de Prosegur que transportaba unos 90 millones de pesetas con destino a varias entidades bancarias de El Bierzo.
El plan, ejecutado con precisión milimétrica, se frustró gracias a la rápida reacción de los tres vigilantes jurados que custodiaban el vehículo.
Explosivos contra el blindado
El furgón fue interceptado en un cruce de la N-120, a las afueras de la capital leonesa, a escasos metros de la pedanía de Oteruelo de la Valdoncina. Dos encapuchados, vestidos con monos azules y armados con artefactos explosivos, rodearon el vehículo. Uno consiguió adherir una bomba a la parte trasera izquierda mediante un imán, mientras el conductor embestía con el camión y golpeaba a otro de los atacantes, que perdió en la maniobra un segundo explosivo.
La carga adherida explotó unos metros más adelante, causando solo daños materiales. El segundo artefacto fue desactivado por la Guardia Civil.
Los vecinos de la pedanía salieron alarmados por el estruendo de las explosiones. "Han ido a por el furgón blindado, pero no han podido. Casi los matan a los de dentro", decían los vecinos de Los Hojares, un área próxima al pueblo.
La huida y el rastro de sangre
Los atracadores abandonaron el lugar campo a través, dejando atrás un Seat 127 rojo y un Ford Escort robado en Santander, este último con matrícula falsa de León. El Escort apareció horas después en la calle Orozco de la capital, con manchas de sangre que confirmaban que al menos uno de los autores resultó herido en la acción. Ninguno de ellos fue detenido en el momento.
Un GRAPO en declive
Este fallido atraco se produjo en un momento de progresiva decadencia de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre, que en aquel verano ya venían de colocar artefactos en la red de alta tensión del AVE a su paso por Aranjuez y en el gaseoducto de Vilafranca del Penedés, sin causar víctimas.
La acción en León representó la deriva de la banda hacia atracos y sabotajes para financiarse, tras casi dos décadas de asesinatos y atentados.
La huella en la memoria leonesa
Hoy, en 2025, aquel intento de atraco con bombas forma parte del archivo histórico del terrorismo en España y de la memoria violenta que los GRAPO dejaron en la provincia de León, donde ya habían actuado desde finales de los setenta. Treinta y tres años después, la imagen de un furgón blindado sorteando explosivos en la carretera nacional sigue siendo recordada como una de las escenas más inquietantes de la historia reciente de la ciudad.