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Adiós a Cecilio González, el corazón de la churrería Santa Ana

El emblemático quiosco de la churrería Santa Ana luce este domingo el cartel de “Cerrado por defunción”, mientras la habitual fila de clientes queda vacía. Foto: Heraldo de León.
El emblemático quiosco de la churrería Santa Ana luce este domingo el cartel de “Cerrado por defunción”, mientras la habitual fila de clientes queda vacía. Foto: Heraldo de León.
El emblemático quiosco de la churrería Santa Ana luce este domingo el cartel de “Cerrado por defunción”, mientras la habitual fila de clientes queda vacía. Foto: Heraldo de León.
El emblemático quiosco de la churrería Santa Ana luce este domingo el cartel de “Cerrado por defunción”, mientras la habitual fila de clientes queda vacía. Foto: Heraldo de León.
El emblemático churrero dedicó más de seis décadas a endulzar las mañanas de la ciudad | Este domingo la churrería cierra sus puertas por el fallecimiento

León despide a Cecilio González, figura icónica de la churrería Santa Ana, quien falleció el pasado 26 de diciembre a los 81 años. Su trayectoria comenzó en 1953 y se consolidó en el quiosco de la avenida José Aguado desde 1964. Con su fallecimiento, se va una parte esencial de la historia gastronómica y sentimental del barrio y de la ciudad, recordado por su dedicación, pasión y cariño hacia el trabajo bien hecho.

Tradición familiar que perdura

Cecilio se crio entre churros, aprendiendo de sus padres Artemio e Hilaria, y desde niño ayudaba en el negocio familiar. Años después, junto a su esposa Ángeles, continuó la tradición transmitida de generación en generación, formando a sus hijos Alberto, Elena y Óscar, quienes hoy mantienen viva la tercera generación de esta emblemática churrería.

Madrugones, largas filas y clientes fieles

Durante más de seis décadas, Cecilio fue testigo de los cambios de la ciudad, del auge y la transformación de la churrería y de la fidelidad de clientes que, generación tras generación, han llenado las filas frente al pequeño quiosco. Historias de madrugones, largas jornadas y desayunos compartidos son parte de su legado, que ha marcado la vida cotidiana de muchos leoneses.

"Cerrado por defunción"

Este domingo, en señal de respeto y homenaje, la trapa de la churrería no se levantó y se puede leer un cartel con la leyenda "Cerrado por defunción", reflejando la tristeza y el vacío que deja Cecilio entre su familia, empleados y clientes, y recordando a todos la importancia de su labor y su dedicación.

Su legado perdura no solo en la receta de los churros y la tradición familiar, sino en la pasión por el oficio que seguirá viva en cada amanecer que despierte con el aroma del humo blanco del kiosco de José Aguado. Cecilio deja así una huella imborrable en la ciudad y en los corazones de quienes disfrutaron de sus churros durante más de seis décadas.