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Adiós a Manuel de Andrés, el pionero leonés que dedicó su vida a los animales

Adiós a Manuel de Andrés, el pionero leonés que dedicó su vida a los animales.
Fallece en León a los 83 años el hombre que abrió camino a la protección animal en la provincia | La Protectora de Animales de León le rinde un emotivo homenaje: “Gracias por haber existido, Manuel”

Hay personas que hacen de la compasión una forma de vida. Manuel de Andrés, nacido en Torre del Bierzo en 1941, fue una de ellas. Desde niño mostró una empatía natural hacia los animales, a los que cuidaba y protegía con una ternura que se convirtió en su seña de identidad.

Instalado en León, adonde llegó destinado como trabajador ferroviario, Manuel vivió durante décadas en el barrio de El Crucero, donde empezó una labor silenciosa y constante: recoger y cuidar a los animales abandonados que otros dejaban atrás.

Mientras muchos disfrutaban de las vacaciones, él dedicaba ese tiempo a recorrer los caminos y las cunetas en busca de perros y gatos que necesitaban ayuda. Lo hacía sin pedir nada a cambio, con el único propósito de aliviar su sufrimiento.

Un pionero cuando nadie hablaba de protección animal

En los años en que los animales abandonados eran invisibles y los ayuntamientos apenas contaban con laceros, Manuel de Andrés ya actuaba como una auténtica protectora de animales individual. En sus fincas de Villabalter y Vilecha acogió durante décadas a todo ser vivo que necesitara refugio: perros, gatos, burros, aves...

Quienes le conocieron le recuerdan como un hombre de pocas palabras, pero de una bondad inmensa, que entendía la vida desde la responsabilidad hacia los seres más indefensos. “Era el hombre que amó a todos los seres vivos”, resumen sus amigos, muchos de los cuales se formaron a su lado en el respeto hacia los animales.

Este martes, Manuel falleció en León a los 83 años, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes compartieron con él su causa.

Un homenaje cargado de gratitud y ternura

La Protectora de Animales de León, heredera moral de su espíritu, le dedicó un emotivo mensaje de despedida en sus redes sociales: “Gracias por haber existido, Manuel, descansa en paz. Mucha ha sido la historia de la protectora, pero solo podemos agradecer que alguien empezara a defender lo que nadie hacía: a los animales abandonados.”

El texto continúa recordando que Manuel acogía, protegía y cuidaba “a todo abandonado que se cruzara en su camino, en unos tiempos en que se les llamaba ‘locos’ a quienes perdían su tiempo en cobijar animales”.

Desde la protectora, concluyen con un mensaje que resume el sentir de toda una comunidad: “Mil gracias, Manuel, en nombre de todos los que ayudaste. Ahora, seguramente estés con ellos y te estén cubriendo a lametazos y dándote la bienvenida.”

Un legado de amor que continúa

La despedida también tuvo un gesto simbólico lleno de coherencia. Su hija Nely, cumpliendo la voluntad de su padre, pidió que en lugar de flores se hicieran donaciones a la Protectora de Animales de León, para seguir ayudando a los abandonados que aún esperan un hogar.

“Es el homenaje más justo para un hombre tan especial”, escribieron desde la entidad, que considera a Manuel una figura fundacional en la defensa de los derechos de los animales en la provincia.

Como decía quien lo conoció bien, Manuel de Andrés no solo amó a los animales: los comprendió, los respetó y les dio un lugar en el mundo.