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Patrimonio

La cripta de Puerta Obispo: el corazón romano que late bajo la Catedral de León

A escasos metros de la Catedral, bajo la calle Obispo Almarcha número 5, se esconde uno de los espacios más fascinantes del patrimonio arqueológico leonés: la cripta de Puerta Obispo. Allí, a varios metros bajo el nivel actual de la ciudad, reposan los restos de la Porta Principalis Sinistra, una de las cuatro puertas del campamento romano fundado en el siglo I d. C.
A escasos metros de la Catedral, bajo la calle Obispo Almarcha número 5, se esconde uno de los espacios más fascinantes del patrimonio arqueológico leonés: la cripta de Puerta Obispo. Allí, a varios metros bajo el nivel actual de la ciudad, reposan los restos de la Porta Principalis Sinistra, una de las cuatro puertas del campamento romano fundado en el siglo I d. C.
A escasos metros de la Catedral, bajo la calle Obispo Almarcha número 5, se esconde uno de los espacios más fascinantes del patrimonio arqueológico leonés: la cripta de Puerta Obispo. Allí, a varios metros bajo el nivel actual de la ciudad, reposan los restos de la Porta Principalis Sinistra, una de las cuatro puertas del campamento romano fundado en el siglo I d. C.
A escasos metros de la Catedral, bajo la calle Obispo Almarcha número 5, se esconde uno de los espacios más fascinantes del patrimonio arqueológico leonés: la cripta de Puerta Obispo. Allí, a varios metros bajo el nivel actual de la ciudad, reposan los restos de la Porta Principalis Sinistra, una de las cuatro puertas del campamento romano fundado en el siglo I d. C.
Entre los cimientos de la ciudad, la cripta arqueológica de Puerta Obispo conserva los restos de la única puerta romana visible del antiguo campamento militar del siglo I, junto a vestigios de las termas y del pasado medieval leonés

A escasos metros de la Catedral, bajo la calle Obispo Almarcha número 5, se esconde uno de los espacios más fascinantes del patrimonio arqueológico leonés: la cripta de Puerta Obispo. Allí, a varios metros bajo el nivel actual de la ciudad, reposan los restos de la Porta Principalis Sinistra, una de las cuatro puertas del campamento romano fundado en el siglo I d. C.

Este enclave militar, núcleo originario de la Legio VI Victrix y posteriormente de la Legio VII Gemina, dio nombre a la actual ciudad de León. La puerta oriental, orientada hacia el amanecer, fue el acceso principal desde el camino hacia Astorga y uno de los puntos más transitados del recinto.

Entre muros, torres y siglos de historia

Los cimientos conservados en la cripta muestran la solidez de las torres rectangulares que flanqueaban la puerta y parte de los muros levantados hace casi dos mil años. Sin embargo, lo que hoy se observa no pertenece en su totalidad a la primera fase romana: las sucesivas reformas y ampliaciones defensivas a lo largo de los siglos transformaron por completo la estructura original.

En el siglo III, durante la época bajoimperial, la puerta fue integrada en la muralla tardía, y perdió su torre norte para dar paso a un único vano de acceso. Más tarde, ya en época medieval, la antigua puerta romana se convirtió en uno de los accesos principales a la ciudad amurallada, manteniéndose en uso hasta tiempos relativamente recientes, cuando fue derribada.

Las excavaciones han revelado más de dos metros de estratos superpuestos de pavimentos, testimonio de siglos de tránsito, reparaciones y vida urbana sobre el mismo punto.

El cuerpo de guardia y las huellas del imperio

La visita a la cripta permite contemplar el cuerpo de guardia, donde los soldados vigilaban las entradas y salidas del campamento, así como las quicialeras de piedra que sostenían la antigua puerta de doble hoja. Este espacio ofrece una visión privilegiada del día a día militar en el León romano.

Además, en el mismo sótano se conserva un rincón excepcional: la esquina de las termas legionarias descubiertas en el siglo XIX bajo la Catedral. Estas termas, de gran tamaño y refinada construcción, formaban parte de un complejo público que llegó a ser uno de los más destacados del noroeste peninsular.

Del palacio regio al patrimonio de todos

Con la desaparición del campamento, las termas fueron reutilizadas por los monarcas asturianos y leoneses, que establecieron allí su palacio regio hasta el reinado de Ramiro II en el siglo X. De esta forma, el mismo lugar que había albergado a los soldados romanos se convirtió en residencia real, simbolizando la continuidad de la historia leonesa sobre un mismo solar.