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El Gobierno retrasa la urgente recuperación de la Ruta de la Plata al menos hasta 2042

Imagen de la línea, hoy abandonada y pendiente de recuperación.
El comisionado del Corredor Atlántico, José Antonio Sebastián, admite que la reapertura del trazado ferroviario entre Astorga y Plasencia carece de demanda empresarial suficiente y dependerá de un costoso plan de viabilidad

La recuperación del corredor ferroviario de la Ruta de la Plata, que unía Gijón con Sevilla a través de León, Salamanca y Plasencia, no será una realidad, como pronto, hasta 2042. Así lo ha confirmado el comisionado del Corredor Atlántico, José Antonio Sebastián, en una entrevista publicada por el medio especializado Trenvista, en la que dibuja un panorama poco alentador para la infraestructura clave en el desarrollo del oeste peninsular.

“Todos los estudios previos, declaraciones de impacto ambiental y la construcción tomarían mínimo 16 años en una obra normalita y sin que haya problemas”, advirtió Sebastián, señalando además que la falta de una demanda empresarial clara es el principal obstáculo: “A diferencia del Mediterráneo, donde sí existe un clamor del sector privado, aquí no hay una demanda real que justifique la inversión. El Estado prioriza donde hay potencial de crecimiento”.

León, clave en la vertebración del noroeste

La provincia de León, a través del municipio de Astorga, es punto estratégico de este trazado que antaño articulaba las comunicaciones ferroviarias entre el norte y el sur de España por el interior occidental. La recuperación del corredor permitiría una conexión directa entre León y Andalucía sin pasar por Madrid, lo que supondría un revulsivo para el transporte de mercancías, la movilidad de personas y el desarrollo industrial del noroeste.

El coste estimado para reactivar el tramo entre Astorga y Plasencia es de unos 2.400 millones de euros, basándose en el cálculo de 10 millones por kilómetro nuevo, según los datos del estudio de viabilidad encargado por el Gobierno a Ineco, al que aludió el propio comisionado.

Una oportunidad europea que se diluyó

La posibilidad de acelerar la ejecución de la línea a través de su inclusión en la red básica ampliada de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) estuvo a punto de materializarse en Bruselas. Una enmienda aprobada por unanimidad en el Parlamento Europeo pretendía fijar su desarrollo antes de 2040. Sin embargo, según relata Trenvista, el Ejecutivo español no respaldó de forma firme esta iniciativa, y finalmente el corredor quedó relegado a la red global, cuyo horizonte se sitúa en 2050.

A pesar de ello, desde el PSOE algunos representantes territoriales siguen insistiendo en su priorización. El secretario provincial socialista de Salamanca, David Serrada, ya declaró en diciembre de 2023 que “no estamos en absoluto de acuerdo en que el horizonte sea el año 2050” y que “el tramo entre Plasencia y Salamanca tiene que ser una prioridad para el Gobierno”.

Las esperanzas, pendientes de un estudio

De momento, el avance del proyecto está supeditado a un plan de viabilidad que el Ejecutivo ha encargado a una empresa especializada y que no estará disponible hasta principios de 2026. Hasta entonces, los ayuntamientos, las diputaciones provinciales y las cámaras de comercio de los municipios implicados deberán seguir esperando un compromiso firme para la reapertura de un eje ferroviario que podría devolver dinamismo económico y vertebración territorial a zonas históricamente olvidadas.

Mientras tanto, desde el comisionado del Corredor Atlántico se intenta despertar el interés empresarial. “Una de las cosas que más estamos haciendo es reunirnos con las empresas para intentar generar demanda”, concluye Sebastián.

Conclusión: una infraestructura vital para el oeste peninsular

El lento avance de la Ruta de la Plata simboliza la falta de atención a los territorios del interior. Para León, recuperar el corredor significaría reinsertarse plenamente en los grandes ejes logísticos europeos y reforzar su papel como nodo ferroviario del noroeste. Sin embargo, sin voluntad política clara ni respaldo del sector privado, el horizonte de 2042 sigue pareciendo una meta lejana y llena de incertidumbres.