Un leonés lleva a Meta a los tribunales por las heridas sufridas al explotar sus gafas de realidad 3D
Lo que prometía ser una simple sesión de realidad virtual acabó en una escena de angustia, fuego y lesiones. Ángel Miranda, un joven de León, había estrenado recientemente sus gafas de realidad mixta Meta Quest 3S. Fue el 23 de mayo, durante su tercera jornada de uso, cuando el dispositivo comenzó a calentarse mientras jugaba en su habitación. “Noté que estaban calientes y, cuando las agarré con las manos, al momento, explotaron”, relata.
La batería de litio del visor comenzó a arder repentinamente “con fuego verde y de todos los colores”. En un acto reflejo, y al no poder apagarlas, decidió arrojarlas por la ventana y trató de sofocar las llamas con una manguera. “La casa se llenó de humo, humo tóxico”, recuerda. “Si no me las llego a quitar a tiempo, me quedo ciego”.
Lesiones por todo el cuerpo
El estallido dejó consecuencias físicas importantes. Un fragmento del dispositivo se le incrustó en la mano y permaneció ardiendo varios segundos. “Vi cómo ardía y no se apagaba”, asegura. El parte médico emitido en un centro de salud de León refleja “ampollas en la palma de la mano derecha” y una “lesión costrosa en la región del metacarpo de la palma izquierda”, además de “excoriaciones tipo arañazo” y quemaduras en la frente por el impacto de fragmentos de las gafas.
“Tengo intoxicación, es un humo tóxico”, añade el joven, que asegura que aún sufre problemas en el pecho. “Hoy volveré al médico por los problemas respiratorios”, explica.
“Meta no me ha dado ninguna solución”
Pero más allá del accidente, lo que más indignación genera en Ángel es la falta de respuesta por parte de Meta. Tras ponerse en contacto con la empresa hasta “seis veces”, denuncia que no ha recibido ninguna solución ni seguimiento adecuado. “Se limitan a lamentar la situación y a decirme que lo van a investigar, pero nadie ha venido a por las gafas ni me han dado ninguna solución”, denuncia.
“No es normal que al tercer día unas gafas exploten. Me podía haber quedado ciego porque a la zona de las lentes también llegó el fuego. Si me explotan en la cara…”, lamenta. “Deberían haberse puesto en contacto conmigo al día siguiente”, critica.
Llevará el caso a los tribunales
Ángel ya ha puesto en conocimiento de su seguro lo sucedido y ha anunciado que llevará a Meta a los tribunales en cuanto se recupere. “Lo tengo claro. Esto no puede volver a pasar. ¿Y si le pasa a un niño?”, se pregunta con preocupación. “Una marca tan grande no puede tener tan poca asistencia en temas tan serios”.
Su madre, Charo, también exige responsabilidades: “Lo que ha sucedido no es normal y nos ha dado el susto de nuestra vida. Es incomprensible que unas gafas de este tipo estallen y provoquen estos daños. Mi hijo se podía haber quedado ciego si no tiene la precaución de retirarlas a tiempo”.
Con las gafas totalmente inutilizadas, derretidas y convertidas en un amasijo de plástico calcinado, Ángel solo espera ahora que se haga justicia. Lo que iba a ser una experiencia inmersiva acabó por convertirse en una pesadilla real.