León cruza el umbral sagrado
Alrededor de un millar de fieles de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León recorrieron este viernes el corazón de Roma para adentrarse en uno de los espacios más emblemáticos del catolicismo: la Basílica de San Pedro. Guiados por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, los peregrinos cruzaron la Puerta Santa para renovar su fe ante la tumba del apóstol Pedro, en una celebración que marca el inicio del Jubileo extraordinario en el Vaticano.
La marcha comenzó en la Plaza Pia, junto al Castillo de Sant’Angelo, donde resonaron las notas del himno a Nuestro Padre Jesús Nazareno, preludio del fervor que marcaría el recorrido. Portando la cruz jubilar, el obispo presidió una oración inicial y dio paso al camino espiritual hacia el interior del templo vaticano.
Una comitiva que representa a León
La peregrinación, organizada por la agencia Viajes Bentravel, movilizó tres autobuses y dos vuelos chárter desde la provincia leonesa. Junto a los fieles, destacaron autoridades civiles y académicas como el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, o la rectora de la Universidad de León, Nuria González. Todos caminaron en recogimiento, expresión viva del vínculo entre León y su tradición religiosa.
Un segundo acto de hermandad
Mientras la Cofradía del Nazareno cumplía su cita en San Pedro, otra representación leonesa celebraba también un momento especial en Roma. La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y la Soledad visitó la iglesia de Santa María del Pianto, sede de su cofradía hermana romana, con la que comparte lazos desde el siglo XVI gracias a una bula del Papa Gregorio XIII.
Durante la ceremonia, en la que estuvo presente el alcalde de León, José Antonio Diez, se celebró una misa de hermandad en la que los cofrades entregaron dos libras de cera y una copia facsímil de dicha bula como ofrenda simbólica.
Fe, historia y tradición que se renuevan
La jornada en Roma no solo fue un viaje espiritual, sino también una reafirmación de identidad, de una ciudad como León que mantiene viva su historia a través de la fe, el recuerdo y los vínculos que traspasan fronteras. Una muestra de cómo la religiosidad popular puede convertirse en puente entre tiempos y territorios.