Las madreñas vuelven a marcar el paso en León

El eco seco de las madreñas volvió a escucharse sábado en las calles de León. Cientos de personas se sumaron a la V Madreñada, una celebración que transformó el corazón de la ciudad en un espacio de encuentro entre la tradición rural y el pulso urbano contemporáneo. El recorrido, que partió de la plaza de Guzmán el Bueno y finalizó ante la Catedral, permitió llevar este símbolo etnográfico por algunos de los enclaves más representativos de la capital leonesa.

Al compás de gaitas, castañuelas, panderetas y tambores, la comitiva avanzó entre miradas curiosas y aplausos espontáneos, dibujando una estampa en la que la madera, el color y la música marcaron el ritmo. Trajes regionales, capas leonesas, bastones y sombreros aportaron carácter a una marcha abierta y participativa, en la que el único requisito fue calzar madreñas y dejarse llevar por el ambiente festivo.

Leoneses y visitantes acompañaron el desfile desde las aceras, muchos de ellos sumándose al paso de la comitiva, en una jornada que confirmó la creciente proyección de la Madreñada como cita cultural consolidada. La celebración volvió a demostrar su capacidad para sacar las tradiciones del ámbito rural y situarlas, con naturalidad, en el centro de la ciudad.

Un símbolo que camina entre generaciones

La Madreñada, impulsada por la Asociación Calechos de Babia y Luna, nació con la voluntad de preservar y difundir el patrimonio etnográfico leonés a través de uno de sus elementos más reconocibles: la madreña. Este calzado de madera, elaborado de forma artesanal y utilizado durante generaciones en el campo, la cuadra o las huertas, es hoy un símbolo vivo de identidad y memoria compartida.

Más allá de lo folclórico, la V Madreñada volvió a funcionar como un espacio de convivencia intergeneracional, donde mayores y jóvenes compartieron paso, música y tradición.

Una demostración de que las raíces no solo se conservan: también se celebran, se actualizan y siguen caminando.