"Mi profesión ayuda a prevenir enfermedades en animales y, por extensión, en las personas"
Vanesa Castillo nació y creció en León ciudad, pero buena parte de su historia se escribe también en Destriana, un pequeño pueblo de la Valduerna, muy cerca de La Bañeza y Astorga. Allí pasó todos los veranos de su infancia y adolescencia, aprendió a valorar las pequeñas cosas y las amistades grandes. “Para mí, tener pueblo es tener libertad. Levantarte sin horarios, bajar a la piscina, pasar la tarde con tus amigos, cenar rápido para volver al parque... Es una rutina sencilla, pero única. La gente que no tiene pueblo no entiende lo que es no querer volver nunca a casa”.
Siendo la pequeña de tres hermanos —con 16 y 17 años de diferencia con los mayores— recuerda una infancia tranquila, muy querida y mimada por los suyos. Estudió en el colegio Luis Vives, donde compartía juegos en los recreos y tardes en el parque. “Mi grupo de amigas y yo jugábamos a ser las Winx, como todas las niñas de esa época", recuerda.
Pasión por la ciencia
Esa sensibilidad infantil se convirtió, con el tiempo, en una vocación clara por la ciencia. Cuando terminó bachillerato, Vanesa se lanzó a estudiar el Grado Superior de Técnico en Laboratorio Clínico y Biomédico, un título nuevo en León en aquel momento. Aunque no había plazas públicas, no dudó en matricularse en el ámbito privado. “Siempre me gustó todo lo relacionado con el laboratorio. Lo veía como un espacio donde se mezcla el conocimiento con el trabajo manual, algo que me atraía mucho”.
Días entre controles y vacunas
No fue fácil encontrar prácticas ni una empresa que apostara por ella, pero finalmente lo consiguió. Hoy trabaja en Laboratorios Calier, una compañía farmacéutica que produce vacunas y autovacunas para animales. Allí, Vanesa forma parte del departamento de control de calidad. “Mi día a día consiste en analizar las aguas de la planta, realizar controles ambientales durante la producción y verificar los lotes de vacunas antes de su salida al mercado. También cumplimos con la normativa de farmacopea y los requisitos que marca cada cliente”.
Su trabajo, aunque no es clínico, tiene un impacto importante en la salud pública. “En la cadena alimentaria, los animales son el primer eslabón. Si ellos no están sanos, todo lo demás se resiente. Nuestras vacunas ayudan a prevenir enfermedades y garantizar la calidad de los alimentos que consumimos. Es una responsabilidad”.
Pasión por los motores
Fuera del trabajo, Vanesa se define como una persona muy casera, que disfruta de un buen libro o una serie. Pero también tiene una afición que sorprende a muchos: los coches. “Siempre me han gustado, pero últimamente he empezado a aprender mecánica con mi pareja. Me hace ilusión poder hacer pequeñas cosas en mi coche, entender cómo funciona. Nunca pensé que podría, y ahora me encanta”.
También asiste a eventos de Drift, un tipo de competición automovilística, junto a su novio y a uno de sus primos, con el que tiene una relación casi fraternal. “Él es como un hermano para mí. Compartimos muchas cosas desde siempre”.
La banda, el punto y final a una etapa
Durante casi una década formó parte de la Agrupación Musical Santo Cristo de la Bienaventuranza, una etapa de su vida que recuerda con cariño. “Estuve nueve años tocando allí, pero al final el trabajo y las responsabilidades me hicieron dejarlo. No podía dedicarle el tiempo que merece”, sentencia.
Cuando necesita desconectar, se escapa a la naturaleza. Sus rincones favoritos están en la zona del Torío, las hoces de Vegacervera y Montuerto. “No hace falta irse lejos para encontrar sitios increíbles. Esa zona me da una paz que no encuentro en ningún otro lugar”.
Y si algo tiene claro Vanesa es lo que León significa para ella. “Es hogar. Es una ciudad que no tiene comparación: lo tienes todo a mano, buena comida, buena gente, ambiente, tradición. En las grandes ciudades todo es más frío. Aquí te cruzas con conocidos a diario, sabes a qué bar ir, qué costumbre toca según la época del año… Eso es calidad de vida”.
A sus 24 años, Vanesa es una leonesa con los pies en la tierra, el futuro por delante, y las raíces bien firmes. Una historia cotidiana, de esfuerzo y pasión, que representa a toda una generación.