"Triplets nació del sueño de tres hermanas que querían enseñar inglés desde el corazón"
A veces, los grandes proyectos nacen de los sueños más sencillos: estar juntas, trabajar en algo que les apasionara y, sobre todo, rodearse de niños. Así empezó Triplets, la academia de inglés que Marisa Urdiales Llorente y sus hermanas, Pili y Beatriz, levantaron en León tras años formándose fuera de España.
"El proyecto nació de la ilusión por hacer algo juntas, combinando nuestra pasión por los niños y nuestra experiencia internacional", cuenta Marisa. El nombre, Triplets —trillizas en inglés—, no es casual: es el reflejo del vínculo que siempre ha unido a las tres.
Una manera distinta de aprender inglés
Desde su fundación, Triplets ha sido un pequeño universo en el que el inglés se aprende entre risas, juegos y mucha empatía. Allí, alumnos desde los cuatro años hasta adultos de cualquier edad encuentran su espacio. "Este curso tenemos, por ejemplo, a un señor de 79 años que fue profesor y que sigue viniendo a clase porque le encanta viajar y quiere refrescar los conocimientos", relata Marisa.
En sus aulas se preparan médicos, policías, universitarios, y todo tipo de profesionales que necesitan certificar su nivel de inglés. "A lo que más se presenta la gente es al First y al C1, sobre todo porque son los niveles que piden las universidades y también son necesarios para los programas Erasmus", explica. Pero más allá de los exámenes, en Triplets se cultiva algo más valioso: la confianza.
"Para nosotros, cada alumno es especial", dice Marisa, con esa ternura que hace entender por qué la academia ha calado tanto en León. "Queremos que vean el inglés no como una asignatura, sino como una forma de comunicarse, de abrirse al mundo. Con español e inglés puedes defenderte en cualquier rincón del planeta".
Su forma de enseñar combina el rigor de la gramática con el dinamismo de la conversación, siempre con el apoyo de profesores nativos que aportan frescura y autenticidad a las clases. "Nuestros alumnos son divertidos, empáticos y con unas ganas enormes de aprender. Después de todo lo que han vivido, como el impacto del COVID, yo no puedo más que admirarlos", afirma.
Dificultades en el camino
El camino del emprendimiento, sin embargo, no estuvo exento de dificultades. "Tuvimos la suerte de contar con el apoyo incondicional de nuestros padres, pero hubo momentos duros", recuerda Marisa. Especialmente en la pandemia, cuando tuvieron que adaptarse a contrarreloj: abrir un segundo local, invertir en sistemas de ventilación, reestructurar horarios... "Fue un momento muy complicado", admite.
A pesar de todo, la fidelidad de sus alumnos y las pequeñas grandes victorias del día a día son la recompensa más dulce. "Ver que siguen con nosotros, que confían en nuestro trabajo, que nos consideran parte de su vida... Eso es lo más gratificante", asegura.
Hoy, el futuro de Triplets se construye a fuego lento, con mimo y sin grandes planes de expansión. "Nuestro proyecto es cuidar lo que tenemos, seguir formando a generaciones de alumnos con cariño y profesionalidad", explica Marisa.
León, el lugar al que siempre volver
Y siempre, León como telón de fondo. "Después de haber vivido fuera mucho tiempo, León sigue siendo nuestro refugio, nuestra casa", dice. "Es una ciudad tranquila, segura, llena de amigos, de familia. Un lugar en el que siempre quieres quedarte".
A su ciudad natal, Marisa y sus hermanas solo desean devolverle un poco de todo lo que les ha dado: "Nos gustaría aportar alegría, cariño y un buen nivel de idiomas, para que nuestros jóvenes y profesionales sigan abriéndose al mundo con confianza".