El último adiós a Roberto Merino, referente del compromiso cívico
Roberto Merino, figura fundamental en los primeros pasos de la democracia municipal en León, falleció este miércoles a los 82 años de edad, dejando tras de sí un legado de integridad, compromiso público y defensa de los derechos civiles. Nacido en León en 1943, Merino fue elegido concejal en el Ayuntamiento de la ciudad en las primeras elecciones democráticas de 1979, integrando la primera corporación democrática como representante del entonces legalizado Partido Comunista de España (PCE).
Aquella etapa, marcada por la transición política y los intensos debates sobre el modelo de ciudad y de país, tuvo en Roberto Merino a una de sus voces más firmes y coherentes. Su papel fue esencial en la incorporación de valores progresistas y sociales a la política municipal de la época, siempre desde el respeto institucional y el diálogo constructivo.
Comprometido con León y con su gente
Hermano del académico y novelista José María Merino, con quien compartía la pasión por la cultura y la justicia social, Roberto Merino desarrolló buena parte de su trayectoria en León, donde fue una figura muy respetada por su coherencia ideológica, su capacidad para el entendimiento y su cercanía con la ciudadanía.
A lo largo de su vida, participó activamente en movimientos sociales, sindicales y culturales que contribuyeron al fortalecimiento de la democracia local. Fue un defensor incansable del Estado de bienestar, la igualdad de oportunidades y el desarrollo equilibrado de los barrios y pueblos de la provincia.
“Roberto era de esos políticos que ya no abundan: comprometido con la gente antes que con el poder”, recordaba ayer un excompañero de corporación, conmovido por la noticia.
Un legado que trasciende lo político
Aunque se retiró de la primera línea política hace décadas, su ejemplo siguió presente en generaciones posteriores, tanto dentro como fuera de su formación política. Intelectual autodidacta, gran lector y conversador incansable, Merino supo conjugar su pensamiento crítico con una actitud siempre conciliadora, lo que le valió el respeto incluso de quienes no compartían su ideología.
En su faceta más humana, fue padre, esposo y vecino comprometido. Su capacidad para tender puentes entre posturas enfrentadas y su honestidad personal le convirtieron en un referente de la política con vocación de servicio, ajena al oportunismo o al cálculo.
Despedida a una figura clave de la historia reciente leonesa
Su fallecimiento ha generado una oleada de condolencias en el ámbito político, cultural y ciudadano. Desde el Ayuntamiento de León se ha trasladado el pésame a su familia y se ha destacado su papel como “pionero de la democracia y servidor ejemplar del municipio”.
Organizaciones sociales y políticas han recordado también su defensa activa de la justicia social, los servicios públicos y la participación ciudadana. Roberto no solo fue parte de la historia democrática de León, sino también un símbolo de que otra política era posible: honesta, valiente y pegada a la calle.
Memoria viva de una época fundacional
Con la muerte de Roberto Merino se marcha uno de los últimos testigos directos de la política municipal nacida en la Transición, una época clave en la historia reciente de León y de España. Su figura se suma a la de quienes creyeron en la democracia como un proyecto colectivo por construir desde abajo, y que lo hicieron desde la acción directa y sin renunciar nunca a sus principios.