La Ponferradina se hunde en El Toralín y el futuro se oscurece
La Ponferradina tocó fondo en El Toralín. Lo hizo ante su gente, frente a un rival que llegaba en puestos de descenso y en un escenario que acabó siendo el reflejo exacto del momento que atraviesa el club: desconcierto deportivo, fragilidad mental y ruptura con la grada.
El 1-3 ante el Arenteiro no solo ha sido una derrota dolorosa, sino un golpe que envía a la Deportiva a puestos de descenso y agrava una crisis que ya trasciende lo futbolístico.
Un inicio con intención y muchas dudas
El partido comenzó con una Ponfe que trató de llevar la iniciativa, pero pronto quedó claro que las dudas pesan más que las ideas. El Arenteiro, sin complejos, fue creciendo con el paso de los minutos y encontró espacios ante un equipo blanquiazul impreciso y tenso. La gran oportunidad local llegó en el minuto 27, cuando Alpha arrolló a Eneko dentro del área. Xemi asumió la responsabilidad desde los once metros, pero su lanzamiento se marchó fuera, encendiendo los primeros pitos en El Toralín.
El penalti que cambió el ánimo
Ese penalti fallado fue un punto de inflexión. El Arenteiro se sintió cada vez más cómodo y Andrés tuvo que intervenir con acierto antes del descanso para sostener el 0-0, mientras la grada despedía a los suyos con silbidos y los primeros gritos de "¡directiva, dimisión!".
El partido en tres claves
Un derrumbe tras el descanso
La segunda parte fue un derrumbe. Tras varios avisos visitantes, Mingo abrió el marcador en el minuto 58, en una acción muy protestada y revisada durante varios minutos por una posible posición de fuera de juego. El tanto fue validado y desató la tormenta en El Toralín. Apenas cinco minutos después, en el minuto 63, el propio Mingo volvió a golpear en una jugada de estrategia mal defendida por la zaga berciana para firmar el 0-2 entre el desconcierto general.
Sin reacción ni respuestas
Nafti agitó el banquillo, pero el equipo no encontró respuestas. Al contrario, Bastida sentenció en el minuto 68 con una vaselina ante la salida de Andrés que llevó el 0-3 al marcador y desató la indignación definitiva en las gradas. Ni siquiera la expulsión de Alpha en el minuto 78 ni el gol de Sergio Benito en el minuto 86, tras culminar un centro raso, sirvieron para cambiar el signo de una tarde negra.
El golazo de Bastida
El encuentro derivó en un final tan caótico como simbólico. El colegiado añadió 16 minutos, una prolongación inusual que reflejó el desorden del partido y mantuvo viva una esperanza mínima en El Toralín. La Ponferradina tuvo alguna opción para recortar distancias, pero ni siquiera ese larguísimo descuento evitó el desenlace. El pitido final llegó tras más de 105 minutos de juego, entre nuevas protestas y un ambiente de hartazgo absoluto.
La derrota deja a la Ponferradina en puestos de descenso, sin victorias en la era Nafti y con una brecha cada vez mayor entre el equipo y su afición. El Toralín volvió a hablar alto y claro. Y el mensaje fue inequívoco.