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Asaja constata una mayor tributación en el IRPF de 2024 en los agricultores leoneses

Imagen de archivo de dos agricultores trabajando.
La organización lo atribuye al aumento de ingresos y principalmente a la desaparición de beneficios fiscales
 

La organización agraria Asaja de León constata que el importe a pagar en el IRPF (Impuesto de la Renta de las Personas Físicas) del año 2024, cuya campaña se desarrolla estos días, es el más elevado de la historia reciente, tanto en términos absolutos, como en porcentajes sobre ventas o beneficios reales.

Esta mayor presión fiscal se da tanto en la tributación por módulos, mayoritaria entre los contribuyentes de la agricultura y la ganadería, como en la tributación por estimación directa, régimen este último al que están sujetos los que facturan al año más de 250.000 euros brutos.

Más ingresos, pero también menos beneficios

El mayor importe en el pago de impuestos está relacionado, en parte, con unos mayores ingresos brutos en el año 2024, ante la mejoría de la mayoría de los sectores ganaderos y la constatación de cosechas razonables, aunque con precios bajos, en la parte agrícola.

Pero el causante del pago de unos impuestos llamativamente altos, matizan, es la supresión de ciertas medidas fiscales que se han aplicado en ejercicios anteriores y que ya perdieron vigencia para las rentas de 2024, como la revisión de los módulos fiscales publicados en la Orden HAC/408/2025, de 28 de abril, “que fue cicatera y no tuvo en cuenta las adversidades climáticas, de mercado y de otro tipo, que afectaron a varias producciones agropecuarias de la provincia, así como el reducir a tan solo el cinco por ciento los denominados gastos de difícil justificación, cuando en algún ejercicio económico han sido de hasta el 20 por ciento”, señalan en un comunicado.

Desajuste entre módulos y realidad del campo

En la tributación por módulos en agricultura, donde el rendimiento neto se obtiene aplicando unos índices según el cultivo o producción ganadera, se ha producido según Asaja un distanciamiento de la realidad, ya que no tienen en cuenta el crecimiento desproporcionado, sobre todo en los últimos años, de los insumos (abonos, semillas, gasóleo, talleres, repuestos, servicios, mano de obra), con respecto al valor de las ventas.

La organización agraria Asaja, remarcan, no cuestiona que el campo debe tributar como el resto de sectores económicos y el resto de ciudadanos, pero denuncia es que se tributa por un beneficio teórico, según los cálculos de la Agencia Tributaria, que en realidad no se ha producido. Critican también que el sistema fiscal no tiene en cuenta la irregularidad en los ingresos, que varían considerablemente de unos años a otros, en función del momento de las cosechas, de las producciones y de las fluctuaciones del mercado, por lo que debería de haber una corrección en el carácter progresivo de la tributación.