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Tras las cenizas: así se investiga un incendio

Agentes medioambientales durante la investigación del incendio de Ferreras de Cepeda.
Agentes medioambientales durante la investigación del incendio de Ferreras de Cepeda.
Agentes medioambientales durante la investigación del incendio de Ferreras de Cepeda.
Agentes medioambientales durante la investigación del incendio de Ferreras de Cepeda.
Un equipo especializado de la Junta trabaja para determinar el origen de las llamas que arrasaron construcciones rurales en la comarca leonesa. Las primeras evidencias apuntan a una máquina agrícola como posible causa

En la lucha contra los incendios forestales, la investigación posterior al fuego es tan vital como la extinción. 

Hay una evidencia y es que cada incendio deja un rastro, pistas que, analizadas con precisión, permiten reconstruir lo ocurrido. Ese será el primer paso al que se sume la determinación de responsabilidades y el refuerzo a la estrategia preventiva en el futuro.

En el caso del incendio de Ferreras de Cepeda la primera investigación ha sido responsabilidad de los agentes medioambientales de la Junta. Como en todos los incendios forestales, su misión es identificar el punto de origen del fuego y las posibles causas, basándose tanto en indicios físicos como en testimonios y pruebas periciales que se puedan obtener.

Primeras conclusiones: una máquina agrícola, en el foco

Tal y como se confirmó horas después del incendio, incluso cuando las llamas aún no habían sido sofocadas al cien por cien, en el caso de este incendio fue provocado por máquina agrícola. 

Una circunstancia que no es nueva y que se repite secuencialmente: cada año, decenas de fuegos tienen origen en actividades agrarias, especialmente en épocas de alto riesgo, como el verano.

El fuego de Ferreras deja daños a los que habrá que hacer frente: cosecha perdida, dos gallineros calcinados, un inmueble abandonado reducido a escombros y zonas de vegetación arrasadas por las llamas, pero afortunadamente sin víctimas mortales.

La rápida intervención de los equipos de extinción y el elevado volumen de los mismos, evitó males mayores. En todo caso, hay un impacto económico indudable.

Un trabajo minucioso sobre el terreno

La labor de los investigadores medioambientales es silenciosa pero clave. Primero delimitan el lugar exacto donde comenzó el fuego, analizan la dirección de propagación, buscan restos físicos (como piezas de maquinaria, colillas, cristales o productos inflamables) y recogen testimonios de personas que pudieran haber presenciado el inicio del incendio.

Este proceso se desarrolla en paralelo al trabajo de las fuerzas de seguridad, como la Guardia Civil, que pueden abrir una investigación propia si existen indicios de negligencia o delito.

Aprender del fuego para evitar el próximo

Pero más allá de la búsqueda de culpables, el trabajo de investigación cumple un objetivo de fondo: mejorar la prevención y la gestión de riesgos en una comunidad autónoma que cada verano se enfrenta a docenas de incendios forestales, muchos de ellos evitables.

En el caso de Ferreras de Cepeda, el siguiente paso será determinar si hubo negligencia por parte del conductor de la maquinaria, si se respetaban las normas sobre trabajo agrícola en épocas de riesgo extremo y si el uso del vehículo se ajustaba a la normativa vigente.

Mientras tanto, el informe final de los agentes medioambientales permitirá incorporar el caso a las estadísticas de incendios, y servirá como referencia para decisiones futuras en materia de prevención, campañas de concienciación y limitaciones al uso de maquinaria en días de alerta.