'Nano', el artista que ha tallado su vida en madera
Laureano Bayón, “Nano”, junto a la réplica de la iglesia de Las Ventas de León.
Réplica exacta de la iglesia de Las Ventas de León, tallada en madera y piedra por Nano a partir de planos originales. Es una de sus obras más complejas y valiosas.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Laureano Bayón, “Nano” junto a algunas de sus obras talladas a mano.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta muebles, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Laureano Bayón, “Nano” junto a algunas de sus obras talladas a mano.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
Obras de Laureano Bayón, “Nano”, talladas a mano con maderas nobles. Desde cofres hasta maquetas, cada pieza refleja años de dedicación, paciencia y pasión por un oficio que empezó como pasatiempo y se convirtió en arte.
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
El taller de Nano, donde la madera cobra vida. Entre gubias, cuchillas y trozos de nogal o castaño, Laureano pasa las horas creando piezas únicas, siempre "a ratos y para no aburrirse".
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
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Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
Maqueta del pueblo de San Pedro de Foncollada, realizada por Nano en solo 15 días.
A sus 91 años, Laureano Bayón, vecino de San Pedro de Foncollada, convierte cada rincón de su casa en una obra de arte hecha con sus propias manos
En San Pedro de Foncollada, una pequeña localidad del municipio de La Ercina con apenas 11 habitantes (en invierno), late un corazón que no ha dejado de crear, soñar y esculpir. Es el de Laureano Bayón, conocido por todos como 'Nano', un artista autodidacta de 91 años cuya obra ha traspasado los muros de su casa para convertirse en parte del alma misma del pueblo.
"Todo mi salón lo he hecho yo, menos el sofá y la televisión"
“Todo mi salón lo he hecho yo, menos el sofá y la televisión”, dice entre risas, rodeado de muebles, maquetas y tallas que brotaron de sus manos. Y no es una forma de hablar: cada rincón de su casa está tocado por su talento. Cofres, relojes, escudos, carros, maquetas de iglesias,bancos, mesas… Todo cuidadosamente elaborado con maderas nobles como nogal, cerezo, negrillo y castaño.
Una pasión que surgió en la 'mili'
'Nano' no fue nunca a una escuela de arte. Su vida estuvo ligada a la construcción, y no fue hasta los 64 años, al jubilarse, cuando se reencontró con una afición que ya había asomado décadas antes, durante la 'mili'. “Un compañero tallaba y me animó a probar. Hice alguna cosa, pero luego lo dejé. Ya de jubilado pensé: algo hay que hacer, y me puse a ello”, recuerda. “Al principio me salía todo mal, pero poco a poco le fui cogiendo el punto”.
"Si me pasase el invierno aquí, no cogería en casa"
Así, a ratos y para matar el tiempo, empezó a llenar su casa de creaciones. “Si me pasase el invierno aquí, no cogería en casa”, dice. Porque aunque en el invierno vive en León capital, el taller de verdad está en San Pedro. Aun así, confiesa que incluso en León no puede estarse quieto: “Este año, hasta allí me llevé algo para hacer”.
San Pedro, en miniatura
Uno de sus grandes orgullos es la maqueta del propio San Pedro de Foncollada, con cada casa fielmente representada. Tardó solo 15 días en hacerla y la regaló a la antigua escuela de la villa, hoy punto de reunión de los vecinos.
También ha dejado huella en la iglesia del pueblo, donde ha restaurado partes clave: “El coro, la puerta, ventanas, la cruz... todo eso lo he hecho yo”.
Réplica de la iglesia de Las Ventas de León
Entre sus obras más laboriosas está la réplica de la iglesia de Las Ventas de León, una pieza exacta construida a partir de planos, con madera y piedra, y con una precisión que asombra. La suya es una mirada detallista, constante, que no busca fama, sino la satisfacción de seguir creando. “Mientras el cuerpo aguante, seguiré haciéndolo. Así paso el rato, me entretengo y no me aburro”, asegura.
En cada talla de Nano hay algo más que madera: hay memoria, hay pueblo, hay vida. Y sobre todo, hay arte.