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Pastoras, zagales y devoción: Valderas renueva su fe en la romería de Santa Cruz

Vecinos de todas las edades acompañaron a la Virgen del Rosario en su traslado a la ermita del Otero, en una tradición que aúna religiosidad, identidad y arraigo popular.
Vecinos de todas las edades acompañaron a la Virgen del Rosario en su traslado a la ermita del Otero, en una tradición que aúna religiosidad, identidad y arraigo popular.
Vecinos de todas las edades acompañaron a la Virgen del Rosario en su traslado a la ermita del Otero, en una tradición que aúna religiosidad, identidad y arraigo popular.
Vecinos de todas las edades acompañaron a la Virgen del Rosario en su traslado a la ermita del Otero, en una tradición que aúna religiosidad, identidad y arraigo popular

Cada 3 de mayo, Valderas deja que su pulso se rija por la tradición. El día de Santa Cruz se celebra con solemnidad, pero también con alegría popular, en una romería que transforma la localidad en un escenario de fe y encuentro comunitario. 

Este año no fue la excepción: desde mediodía, los vecinos se congregaron en la iglesia de Santa María del Azogue para acompañar a la Virgen del Rosario en su camino hacia la ermita del Otero.

El intercambio de imágenes: un ritual lleno de simbolismo

La procesión, vivida entre cantos, rezos y trajes tradicionales, culminó en el habitual intercambio de imágenes: la Virgen del Rosario se quedó en la ermita y la Virgen del Otero, conocida como la Pastorcica, fue llevada a la parroquia principal de Valderas. 

Este gesto, cargado de significado, se repite cada año como un acto de devoción compartida. La imagen de la Pastorcica permanecerá en la parroquia hasta el lunes posterior a Pentecostés, cuando volverá a su ermita en la romería del Pan y el Queso.

Reconocimiento turístico y memoria viva

Desde 2014, esta romería cuenta con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Provincial, una prueba más del arraigo de esta celebración en la identidad cultural leonesa. 

Pero más allá de los reconocimientos, son los pasos de los fieles —jóvenes y mayores, pastoras y zagales— los que mantienen viva la tradición. La participación de los más pequeños es especialmente significativa: ellos son los herederos de esta costumbre centenaria que combina lo religioso con lo festivo, lo espiritual con lo comunitario.

La Pastorcica volverá el 9 de junio

La siguiente gran cita será el próximo 9 de junio, lunes después de Pentecostés, cuando la Virgen del Otero regresará a su ‘casa’ en la ermita, en la conocida romería del Pan y el Queso. Será entonces otro día de fiesta y reencuentro, con una localidad que reafirma cada año su fe a través de estos caminos compartidos entre cielo, tierra y memoria.