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Reportaje

"Aquí no solo dejamos de beber, aprendemos a vivir": la lucha contra el alcohol en León

Una decena de personas trabajan sus problemas con el alcohol en la asociación en León.
Una decena de personas acuden cada semana a la Asociación Provincial de Alcohólicos Anónimos en León, un refugio donde el anonimato, la escucha y la experiencia compartida se convierten en herramientas esenciales para la recuperación

Dos días a la semana, una sala discreta de León se convierte en un espacio de sinceridad brutal. En ella se reúnen personas que comparten un mismo pasado —el alcoholismo— y un mismo deseo: mantenerse serenos, inmunes. "Nos encontramos cara a cara con quienes han vivido lo mismo. No hay juicio, solo comprensión", explica uno de los miembros. Son cerca de diez personas las que actualmente asisten con regularidad, aunque el número varía.

"Es un tiempo bien aprovechado, de sinceridad y sin ataduras", detalla otro participante. Las puertas siempre están abiertas, también para quienes simplemente tienen curiosidad por conocer Alcohólicos Anónimos (AA). "Muchos piensan que somos un grupo secreto. Nada más lejos: somos un grupo abierto, pero discreto", matiza.

En un mundo de urgencias, el teléfono de AA en León no descansa. "Está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año", afirma uno de sus integrantes. Porque el deseo de beber no tiene horarios, ni avisa. "Puede darte a las tres de la mañana. Por eso, si necesitas hablar, siempre hay alguien que responde". Esa red de apoyo, constante e incondicional, es uno de los pilares del grupo.

El primer paso: decir "sí" a dejar de beber

"Alcohólicos Anónimos no es para quien lo necesita, es para quien lo quiere", repiten como mantra. Reconocer el problema es la barrera más difícil de cruzar. "Yo vivía para beber. No podía dejarlo. Pero no sabía que había otra forma de vivir", relata uno de los asistentes. Fue en su primera reunión donde algo cambió: "Vi a desconocidos abrir su alma, contar sus derrotas... y entendí que aún estaba a tiempo".

Ese primer testimonio, muchas veces, es lo que despierta la voluntad de cambiar. "Aquí no damos consejos, contamos lo que nos pasó. Si alguien se siente reflejado, empieza su camino", resumen.

No hay curas mágicas, pero sí esperanza

La recuperación no es una línea recta. Las recaídas existen, y no se ocultan. "Recaer no es fracasar. Es parte del proceso. Lo importante es volver", dice un veterano del grupo. En las reuniones, se habla de las penas y de las alegrías, sin filtros. "Porque hablamos el mismo idioma. El del alcohol. Y el de dejarlo atrás".

No hay terapias farmacológicas ni soluciones instantáneas. "No hay pastillas que quiten esto. Es mental, emocional... es una enfermedad que te rompe por dentro", explican. El método de AA se basa en los conocidos “doce pasos”, una guía de autoconocimiento y responsabilidad personal que lleva a la sobriedad, pero también al crecimiento interior.

La presión externa es constante. "El alcohol está en todas partes. En fiestas, comidas, celebraciones… parece que si no bebes, no disfrutas", lamentan. Esa omnipresencia lo convierte en una adicción silenciosa, muchas veces minimizada. "No hace falta llegar a perderlo todo para pedir ayuda. Puedes venir antes de tocar fondo", advierten.

El alcoholismo no discrimina

"Da igual si eres joven, mayor, universitario, empresario, ama de casa o jubilado. El alcohol no entiende de clases ni de edades", aseguran desde la asociación. Muchos llegan cuando ya han perdido pareja, trabajo o salud. Pero otros acuden antes, prevenidos por una sensación de vacío que la bebida no consigue llenar.

En la sala de AA en León conviven hombres y mujeres de orígenes distintos, unidos por una misma necesidad: dejar de beber y empezar a vivir. "Aquí no preguntamos quién eres ni qué hiciste. Solo si quieres dejar de beber".

Una red humana que salva

"No estamos solos. Si tengo una urgencia, puedo llamar a un compañero, a mi padrino o mi madrina, y sé que vendrá. A veces, basta con hablar", cuenta uno de los asistentes. Esa red humana es, muchas veces, el salvavidas que evita una recaída. "Es como tener una familia que te entiende sin juzgarte", añaden.

AA no exige cuotas, no recoge datos, no cobra por asistir. Funciona por la voluntad de ayudar a otros, como otros ayudaron antes. "Aquí damos lo que hemos recibido: comprensión, paciencia, y una mano tendida", se remarca.

Una puerta abierta en León

En el corazón de León, lejos de los focos y el bullicio, Alcohólicos Anónimos sigue abriendo sus puertas cada semana. Para quienes buscan salir del túnel, para quienes, un día, dijeron basta.

Porque, como resumen sus propios miembros: "Aquí no solo dejamos de beber. Aprendemos a vivir. Y eso, para muchos de nosotros, es el mayor regalo que hemos recibido".


[Teléfono de contacto con Alcohólicos Anónimos León: 646789550]