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Encuentros con 'H'

John Bramley, y la magia de una jam session

Gabriel, John y María. [Fotos de base antes de ser tratadas de Fernando Redondo (@haciarutassalvajes)].
Nos hemos encontrado con John Bramley, ese pianista de referencia, perejil de muchas de las salsas musicales que aderezan la escena leonesa

Nos hemos encontrado con John Bramley, ese pianista de referencia, perejil de muchas de las salsas musicales que aderezan la escena leonesa. Seguro que cuando lea esto “de referencia” sonreirá y nos dirá que no exageremos. Pero algo tiene el vino, que lo ponen a envejecer, bastante más que el agua, que necesita bendición.

Y ese algo que tiene John debe ser lo que le permite ser cómplice y “liar” a tanto músico, amigas y amigos, en las noches de los miércoles en esa bendita cueva que es el “Ret-Marut”. Otro día hablaremos del local, sus regentes también cómplices y de lo que han conseguido. Hoy hablaremos de la ocurrencia de John, algo tan poco original como unas “jam sessions” de Jazz, pero que alguien las tenía que organizar, mire usted por dónde.

John, dinos primero en qué consiste una ”jam session”. Si es todo pura improvisación, si hay guión…

Primero me gustaría agradecer tus palabras y la posibilidad de hablar de esta realidad.
Sin abundar en un discurso prolijo y excesivo, el concepto ”jam session” está en realidad muy arraigado en la naturaleza humana. Te juntas con amigos y amigas y hacéis música y eso existe en todo el mundo por supuesto. Claramente, la institucionalización de matriz “occidental” de este fenómeno la ubicamos justo después de la “Swing Era”, cuando las “Big Bands”, orquestas dirigidas por los grandes directores de la época como Ellington, Miller, Goodman, Basie etc., sobreviven a la Gran Depresión y fortalecen su espacio comercial en la cultura popular de los años 40. En ese espacio temporal los músicos se reúnen en garitos de New York y empiezan a concebir la música no como entretenimiento comercial hacia un público mayoritariamente blanco y bastante racista, sino como un disfrute intelectual donde se elaboran temas y canciones y se experimentan cosas nuevas o ideas, y el entretenimiento para el público ya no es la simple ejecución y el baile consecuente, sino el buen rato y la conversación musical que acontece entre los músicos.

Paro aquí porque podríamos seguir hablando de las raíces culturales de este mundo y profundizar por otras veinte mil páginas. 

Qué te llevó a organizar estas “sessions” y qué tal les pareció a tus colegas.

Cuando me mudé aquí en el 2018 llevaba casi cinco años viviendo en Milán, y la escena musical jazzística vivía un momento muy contradictorio. Muchos compañeros/as y amigos/as de universidad ahora son músicos de enorme éxito en Italia y algunos/as hasta con proyección internacional. Otros, como yo, se han quedado en la esfera de la normalidad y en trabajos de “pico y pala” y de didáctica, en mi opinión igual de importantes. Al mismo tiempo resulta que algunos músicos, más obscuros y negativos, dominaban la escena callejera y sub urbana, estigmatizando músicos jóvenes y, en todas las “jam sessions” de la ciudad donde podían, tratando con mucha arrogancia todo aquello que no alimentaba su ego dañado y frustrado. Mi objetivo era generar un entorno completamente ajeno a ese mundo tan patéticamente egocéntrico y excluyente, sin perder la chispa y la sana y agonística “chulería” que animaba las primeras “jams” en su día. Es un equilibrio extremadamente complejo de manejar.

¿Han salido proyectos musicales, grupos, bolos, de estas “sessions”?

No estoy seguro, pero por lo menos dos proyectos que yo sepa.

¿A qué músicos de la escena leonesa podemos ver en el “Ret-Marut”?

No hay un público de músicos especifico, la música es un disfrute para todos. Es cierto que, si manejas un poco la música afroamericana, sus códigos y sus lenguajes, desde luego te lo pasas de forma distinta, quizás puedas involucrarte más. De todos modos, espero que acudan cada vez más, aunque sea solo para escuchar o tomar un ”refresco” (o varios) juntos.

Suponemos que siempre hay este buen rollo… ¿o no? No es un mundo muy competitivo, ¿verdad?

Es una buena pregunta. El mundo de la música y el mundo artístico en general a veces parece exigir una buena dosis de egocentrismo y auto celebración, cuando realmente creo que se podría tratar más bien de necesidades expresivas, y una conectada urgencia de que alguien escuche/mire/aprecie dichas expresiones.  Aun así, las avalanchas de egos pueden contaminar una noche o más, pero es precisamente lo que intento e intentamos contener en nuestras “jams”. Es fundamental no tomarse nunca demasiado en serio, y sobre todo recordar que ni yo, ni nadie, es fundamental individualmente, ni tan importante como se puede creer. Aquí se hace música, y el respeto de la misma pasa a través del respeto de los compañeros y de hacerte respetar.

Al hilo de esto, vemos la hucha “dinero para los músicos” ¿Se puede vivir de tocar en León? Creo que la gente sólo ve lo bonito, la bohemia y el ambiente…

Es probable que se vea ese escaparate o cristalera brumoso de humo, típico de garito neoyorquino con tabaco y whiskey, y, en cierto modo, tendrá su fascinación seguramente. Yo personalmente viví de forma algo desordenada, por así decirlo, en mis años en Milán y no estoy seguro de que volvería a hacerlo si volviera atrás en el tiempo. Aquí en León vivo bien, hay trabajo, poco la verdad, pero hay, y conseguí vivir bien hasta cuando viví mal.

¿Crees que hay suficiente implicación de las instituciones en el fomento de la música?

Nunca estaremos contentos y siempre se puede hacer algo mejor, simplemente porque prácticamente con nada hacemos algo como estas sesiones y con muy poco hacemos el seminario de jazz. No quiero imaginara qué podríamos llegar con una donación o un mecenazgo...

¿Qué le dirías a alguien que cree que no le gusta el Jazz para que se acerque a veros y pruebe?

Para ser sincero quiero que sepas que me está costando dar una respuesta. He tenido discusiones sobre lo que es el gusto propio y el respeto de las formas musicales, el suprematismo musical que insulta a otros géneros musicales sin ni siquiera haber escuchado algo de ello en serio. Y con el Jazz tengo la suerte de que genera mas miedo que asco, a diferencia de otros géneros menos afortunados, como la música urbana, por ejemplo. Una vez que se invite a alguien a una buena pinta con una tapa, y en el “Ret Marut” son excelentes, todo se aclara y de repente se escucha más claramente.

Y, ahora, algo un poco más personal, si te parece. Cómo llegas a León y qué te parece la ciudad.

Daré una respuesta sintética: conocí a mi actual pareja en 2016 durante una gira por Europa que daba con “Sugar Daddy And The Cereal Killers”, creo los mejores músicos con los cuales haya tocado nunca, en ocasión del Purple Weekend el 6 de diciembre. Y ahora estamos ambos aquí y, a pesar de todas las dificultades, bastante felices.

¿Qué diferencias encuentras con la escena musical de tu país y qué dificultades de adaptación tuviste que superar?

No veo muchas diferencias sinceramente. En cuanto a dificultades de adaptación, para mi quizás el idioma. Me encontré con la urgente necesidad de “manejarlo magistralmente” para poder ganar credibilidad intelectual en el mundo artístico de aquí, y todavía me cuesta más de lo que parece.

¿Qué cambiarías de León? ¿Qué es lo que más te gusta?

A mi parece que la ciudad mejora poco a poco. Creo que lo mejor que tiene, aparte de la comida y las cervecerías artesanas, es el parque de la Candamia.

Una canción y un músico fetiche.

“Octavarium” de Dream Theater, y su batería Mike Portnoy

Un instrumento que elegirías, que no sea el piano, claro. Razónamelo un poco.

Bajo eléctrico. No hay por qué razonar: simplemente es el mejor instrumento que hay.

Frota la lámpara y pide tres voces del Jazz. Y también te dejo que formules tres deseos para la escena musical leonesa… yo que sé: más festivales, poder subir los cachés, cobrar… lo que se te ocurra.

No creo que cualquier voz que pueda evocar en esta época histórica me lo vaya a agradecer luego, prefiero que se queden tranquilos/as allá donde estén…
El problema de los tres deseos… yo lo siento mucho, pero con dinero, y bastante, se pueden hacer muchas cosas. Hay ganas, hay tierra fértil, hay gente a la que le gustaría ver la escena crecer. Si nos ponemos en firme, seguro que cosechamos y obtenemos algo, pero todos subidos en una cosechadora de las grandes...

Este es John Bramley, alma de las noches de los miércoles en el “Ret Marut”. Atrévase a entrar y no se sentirá defraudado. Escuchará una muestra de la mejor música de Jazz que se puede oír en León y disfrutará de un ambiente cálido y sugerente.

“Jam Sessions” Ret-Marut, Héroes Leoneses, 2. Miércoles 21:30 horas.