'El obispo de la Lotería' augura que el 'Gordo' en el sorteo de Navidad "va a terminar en 15"
Juan López tiene hoy 44 años y, como cada diciembre desde hace más de una década, su agenda tiene una fecha inamovible: el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Conocido popularmente como el obispo de la Lotería, este hostelero afincado en León volverá a situarse el próximo domingo a las puertas del Teatro Real —hoy Palacio Real— para asegurarse un lugar destacado cuando se abran las puertas el día 22.
El ritual no es improvisado. López y otros aficionados al sorteo se organizan por turnos para resistir los días previos. Este mismo domingo ya estará en Madrid. “Nos turnaremos con otros apasionados del sorteo y podemos descansar en una pensión próxima, pero allí estaremos”, asegura en declaraciones a Heraldo de León.
De Hamburgo a León, con sotana incluida
Nacido en Hamburgo y criado entre Alemania y León, Juan López es una figura singular en la capital leonesa. Hostelero de profesión, regenta desde 2010 un conocido bar en el barrio de La Palomera (Azaila), pero cada mes de diciembre cambia la barra por la sotana. Hace doce años decidió acudir disfrazado de obispo al sorteo navideño, un gesto que comenzó como una anécdota y terminó convirtiéndose en una seña de identidad reconocible en toda España.
Con varios trajes en su armario —algunos reservados para la espera y otros para el gran día—, López defiende siempre su personaje “con respeto” y como símbolo de la ilusión colectiva que rodea al sorteo.
Pronóstico para el 22 de diciembre
Este año, el obispo de la Lotería llega con una corazonada clara. “Creo que este año el Gordo va a terminar en 15”, afirma a Heraldo de León. Esa intuición se traduce también en apuestas concretas: “Tengo una ilusión especial con el número 69715 y he apostado muy fuerte por él”.
No falta, como es tradición en su cartera, el número más improbable de todos. “Yo siempre llevo el 00000, es un número que parece imposible pero siempre lo llevo”, explica.
Esperar para entrar el primero
López ya tiene marcado su objetivo logístico: estar entre los primeros en acceder al recinto del sorteo. No es una cuestión de comodidad, sino de simbolismo. Para él, entrar en primer lugar es parte de un ceremonial personal que mezcla superstición, constancia y pasión por una cita que considera el auténtico inicio de la Navidad.
Casado, padre de una hija adolescente y con una vida asentada en León, Juan López afronta el sorteo con la misma ilusión que el primer año. Convencido de que la suerte también premia la fidelidad, volverá a levantar la mirada cuando los niños de San Ildefonso entonen los números, esperando que esta vez el Gordo confirme su pronóstico y termine, como augura, en 15.