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Prueba de Acceso a la Universidad

Una prueba, mil nervios: más de 2.000 estudiantes encaran en León una PAU con menos opciones y más exigencia

Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
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Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
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Universidad PAU Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
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Más de 2.000 estudiantes se enfrentan en la ULE a una Prueba de Acceso a la Universidad más competencial y con menos optatividad; los nervios, son inevitables. Fotos: ULE | Heraldo
Los exámenes en la Universidad de León se centran más en el pensamiento crítico y la capacidad de argumentación, mientras se penalizan las faltas de ortografía | La tensión se mezcla con la ilusión y la presión de años de estudio

Con el clásico examen de Lengua Castellana y Literatura como punto de partida, 2.055 estudiantes de toda la provincia de León han comenzado este martes 3 de junio la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Durante tres días, repartidos entre los campus de León y Ponferrada, se enfrentan a una evaluación marcada este año por su nuevo enfoque más competencial y una menor optatividad en las preguntas.

Los pasillos del campus de Vegazana se llenaron desde primera hora de mochilas, apuntes repasados al último minuto y sobre todo, caras de concentración. “Llevo toda la noche repasando sintaxis”, confesaba una estudiante antes de entrar en la Facultad de Derecho. Otros, entre cafés apresurados y silencios tensos, intentaban calmar los nervios: “Lo peor es el primer examen, luego ya entras en modo automático”.

Un modelo más exigente

La PAU de este año, que se celebra en las mismas fechas en casi todas las comunidades autónomas, presenta menos margen para elegir preguntas y un formato que busca evaluar más allá de la memoria. Según explicó el vicerrector de Actividad Académica de la Universidad de León (ULE), Julio Abad, “el estudiante ya no va a tener un modelo A y B como en los años posteriores a la pandemia. Ahora tiene cierta optatividad, pero también muchas preguntas obligatorias”.

El cambio no es menor. Abad recalcó que el modelo vigente “avanza hacia una prueba más competencial, que pone el énfasis en la aplicación de conocimientos y no tanto en el desarrollo teórico”. De hecho, entre un 20% y un 25% de las preguntas están diseñadas para medir el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de argumentación, habilidades clave para el nuevo enfoque educativo.

Además, la ortografía también cuenta. “Hay consenso en penalizar las faltas ortográficas”, remarcó el vicerrector, un criterio que añade presión extra a quienes ya se enfrentan al vértigo del folio en blanco.

Tres días para decidir el futuro

La PAU se desarrolla hasta el jueves 5 de junio en distintas sedes del campus leonés —Veterinaria, Derecho, Económicas, Agrarias, Minas, el Aulario de Vegazana— y en el campus de Ponferrada —en el edificio central, la biblioteca y el aulario—. Los aspirantes proceden de 64 centros de Secundaria y Formación Profesional de la provincia, y saben que estos días pueden marcar su futuro académico.

A la tensión del examen se suma la presión de alcanzar la nota de corte para carreras cada vez más competitivas. “No dormí nada, solo pienso en que me juegue entrar en Medicina en una redacción de Historia”, decía un estudiante minutos antes del segundo examen. La ansiedad, los repasos de última hora y el repaso colectivo son parte ya del ritual.

Una maquinaria con 250 personas detrás

Lo que para los alumnos es un hito vital, para la universidad es una compleja operación logística que moviliza a más de 250 personas entre profesorado universitario, docentes de instituto, personal técnico y de administración. “Agradecemos profundamente su implicación para que todo transcurra como en años anteriores, con profesionalidad y eficacia”, destacó Julio Abad.

A pesar de que no hay una prueba única a nivel nacional, sí existe cierta coordinación en cuanto a fechas, horarios y criterios. “La mayoría de comunidades coinciden en los calendarios y hay consenso, por ejemplo, en penalizar la ortografía”, explicó Abad.

Más allá de las notas: reflexión sobre el sistema

El nuevo enfoque de la PAU, con menos opciones y mayor exigencia competencial, marca un cambio en el modo de entender la evaluación preuniversitaria. Para muchos, es un paso lógico hacia un modelo más realista y formativo. Para otros, supone una carga añadida para unos jóvenes ya sometidos a una alta presión.

Con todo, los pasillos del campus estos días son un hervidero de emociones: miedo, confianza, cansancio, ilusión. Una prueba que no solo evalúa conocimientos, sino también la resiliencia de quienes llevan años preparándose para este momento. Una generación que, entre nervios y bolígrafos, escribe su futuro.