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La ULE estudia el potencial de las microalgas como depurador de aguas o generador de energía dentro del proyecto internacional Phybiomed

Investigadores de la ULE. Arriba: Marcos Rojo, Nana Nhhala, Penélope García-Angulo (IP) y Mª Luz Centeno. Abajo: Asier Largo-Gosens, Pilar M. Carrancio Jato y Carlota Cerezo. Foto: ULE.
Los investigadores analizan su efecto en plantas, cultivos de maíz y alubias de La Bañeza

Un grupo de investigadores de la Universidad de León, liderados por Penélope García Angulo, estudia e potencial de las microalgas y sus residuos como bioestimulantes, depuradoras de agua o generadoras de energía dentro de proyecto internacional Phybiomed cuyo objetivo es desarrollar un sistema innovador para el tratamiento y la reutilización de aguas residuales.

Seis países mediterráneos

En Phybiomed colaboras seis países mediterráneos cuyos investigadores tratan de combinar procesos físicoquímicos y biológicos avanzados con el fin de transformar las aguas depuradas en recursos de alto valor, como agua reciclada para riego, energía limpia y productos agrícolas sostenibles. En este proceso, las microalgas desempeñan un papel central, ya que se cultivan en biorreactores alimentados con aguas pretratadas, capturan CO2 y, tras su digestión, generan biogás y bioestimulantes agrícolas. 

Dentro de esta iniciativa, los laboratorios de la ULE trabajan con esas microalgas verificando su efecto en plantas modelo como ‘Arabidopsis’ y en cultivos de maíz y alubia de La Bañeza. Estos compuestos naturales podrían mejorar el crecimiento vegetal y la resistencia frente al estrés hídrico, reduciendo el uso de agroquímicos.

En una segunda fase, una vez que los investigadores reciban los residuos de microalgas tras su uso en biorreactores para generar biogás, los usarán para verificar si tienen o no el mismo efecto que las microalgas sin digerir. El objetivo es “dar un segundo uso a unos residuos que de otro modo no se emplearían para nada”, explican.

Reciclar un subproducto procedente de la industria

La idea es reciclar un subproducto procedente de la industria, lo que favorece la economía circular, y además generar posibles sustitutos a los agroquímicos.   

Los ensayos se realizarán en los laboratorios que el Área de Fisiología Vegetal tiene en la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales y en el Instituto de Biología Molecular, Proteómica y Genómica de la ULE.

Este proyecto también contempla el desarrollo de un software que incorpore toda la información recogida para favorecer y mejorar la buena gestión del agua.

Phybiomed, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación y la Unión Europea a través de Next Generation EU con140.000 euros para España, forma parte del proyecto europeo Pryma, coordinado por el doctor Lokmane Abdelouahed del Institut National des Sciences Appliquées de Francia y en él participan ocho instituciones de seis países mediterráneos: Francia, Marruecos, Portugal, Argelia, España y Turquía. 

La investigación comenzó en junio de 2025 y tiene una duración de 36 meses para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, promoviendo una economía circular que beneficie especialmente a regiones mediterráneas afectadas por la escasez de agua, como Marruecos, Argelia, Turquía o el sur de España.

El proceso

Para ello el agua se someterá a diferentes procesos físicos para retirar la mayor parte de los residuos contaminantes sin eliminar nutrientes y después será pretratada y se empleará para hacer crecer microalgas en biorreactores, las cuales capturan CO2 en el proceso. 

Una vez crecidas, las microalgas se someterán a biodigestión para producir biogás, que se podrá emplear para el mantenimiento eléctrico de los biorreactores de crecimiento. Por último, los residuos de digestión de las microalgas serán ensayados por el grupo Phytoboost para su uso como bioestimulantes en agricultura.

Qué son los bioestimulantes

Los bioestimulantes son compuestos o microorganismos que favorecen el crecimiento de los cultivos o mejoran su productividad o resistencia a factores de estrés abiótico, como son la sequía, la salinidad o el frío. A diferencia de los fertilizantes, no tienen por qué suponer un aporte directo de nutrientes, sino que pueden simplemente mejorar su absorción o facilitar su metabolismo. 

Además, algunos de estos bioestimulantes promueven los mecanismos de defensa que tienen las plantas frente a microorganismos causantes de enfermedades, como son las bacterias del género ‘Pseudomonas’ en la alubia común o los hongos tipo ‘Fusarium’ en el maíz, reduciendo así sus efectos. 

Se ha comprobado que las microalgas pueden ser buenos bioestimulantes ya que favorecen procesos como la germinación, el desarrollo radicular, el crecimiento en altura o la floración. Además, se sabe que tienen un efecto positivo en la restauración de los microorganismos del suelo favoreciendo la acción de aquellos que son beneficiosos para el crecimiento de la raíz.