'Saso', el guardián de los camioneros leoneses
Antes de que existiera la autovía, el Puerto de Pajares era mucho más que una carretera entre León y Asturias: era un auténtico reto para conductores, especialmente en invierno.
Allí, entre curvas imposibles y rampas heladas, surgió la figura de Isaac García Álvarez, ‘Saso’, un vecino de Pajares que se convirtió en héroe cotidiano para centenares de camioneros, muchos de ellos leoneses, que aspiraban a coronar el puerto sin quedar atrapados en el hielo o en la mítica cuesta del 17%.
La ayuda que nunca faltó a los leoneses
Durante años, ‘Saso’ mantuvo vigilado el puerto como si fuera suyo. Primero con un Land Rover 4x4 y después con una poderosa grúa GMC 6x6, acudía en cuanto un camión quedaba bloqueado en la pendiente.
No importaba la hora ni el clima: bastaba con que un camionero tocara el claxon al pasar frente a Grúas Pajares, que también era su casa, para que él saliera al rescate. Esa entrega le valió el apodo de “El ángel de Pajares” y el agradecimiento eterno de transportistas de toda España, especialmente de León.
Un homenaje en forma de escultura
Este sábado, cerca de un centenar de personas se congregaron en el punto más emblemático de la N-630, en la célebre pendiente que supera el 17%, para rendir tributo a Saso. Allí se inauguró una escultura del artista Juan Pérez Luque que ya figura en los mapas con el nombre de “La Rampa de Saso”.
Entre los asistentes estaban la alcaldesa de Pola de Lena, Gema Álvarez Delgado, miembros de la corporación, la familia del homenajeado, el presidente de UITA Asturias, José Fernández Delgado, y muchos de los que compartieron vivencias con él.
Una vida de entrega silenciosa
La figura de Saso encarna esa solidaridad callada que nace del compromiso con los demás. Su hija recordó entre lágrimas cómo su padre dejaba lo que estuviera haciendo, incluso en plena noche, para salir en busca del camionero que necesitaba ayuda. Eran tiempos sin teléfonos móviles ni GPS. Solo bastaba una señal, un aviso, un claxon. Y Saso acudía.
Un nombre grabado en la memoria del puerto
El acto finalizó con el himno de Asturias acompañado por el sonido de la gaita, sellando un homenaje sencillo pero cargado de emoción. Desde ahora, quienes suban por la vieja carretera nacional no solo verán una escultura: verán una historia grabada en la roca del puerto, la de un hombre que convirtió la solidaridad en rutina y que sigue, en espíritu, guiando a quienes se enfrentan al desafiante Pajares.