Un atropello entre sombras en Villaobispo: el cuerpo de la víctima contradice al testigo
La muerte de Marianna R.O., una mujer de 44 años, ocurrida la madrugada del pasado domingo en Villaobispo, ha encendido todas las dudas posibles entre los investigadores.
La Policía Local de Villaquilambre, la Policía Judicial y el Grupo de Investigación de Accidentes de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil de León trabajan sin descanso para esclarecer lo que, por ahora, es un presunto atropello mortal... pero lleno de sombras.
La escena del suceso y el cuerpo de la víctima, según fuentes cercanas al caso, "van contando cosas", y esas cosas parecen contradecir el relato del único testigo: la pareja sentimental de Marianna. Lo que al principio se presentó como un accidente por atropello se ha convertido en un rompecabezas repleto de elementos contradictorios.
Dos versiones enfrentadas
El testigo sostiene que Marianna fue arrollada a gran velocidad. En su segunda declaración, sin embargo, admite que no pudo ver con claridad lo sucedido (ni la marca del vehículo ni a sus ocupantes). Aun así, su resumen de los hechos habla de un violento impacto que habría acabado con la vida de la mujer.
Pero los elementos materiales del caso no refuerzan esa versión. El análisis de la escena revela que no hay distancia suficiente en la zona para alcanzar una velocidad que provocara un impacto de tal magnitud. Además, no se hallaron huellas de frenada, ni en el punto donde fue hallada la víctima ni en las curvas próximas, una de las cuales es de noventa grados.
Un cuerpo "habla"
El cadáver de Marianna también plantea interrogantes: presenta un golpe contundente en la zona del vientre y en el rostro, ambos con violencia, pero carece de fracturas típicas de un atropello a alta velocidad. Tampoco hay restos sólidos del vehículo en su cuerpo ni en el entorno inmediato (queda por trascender si los neumáticos del supuesto vehículo dejaron algún vestigio).
Traducido al lenguaje forense, todo apunta a una paradoja: una mujer muerta por un golpe brutal, supuestamente a gran velocidad, en un espacio que no permite tal velocidad y sin dejar huella alguna del vehículo ni del impacto.
Ninguna cámara, ninguna pista
Las autoridades han revisado sin éxito las grabaciones de cámaras de seguridad en los alrededores. Ni las del colegio, ni las de las piscinas, ni las de las gasolineras, ni siquiera las instaladas en las rotondas de acceso desde la LE-20 ofrecen una sola imagen útil para aclarar qué pasó realmente.
La investigación sigue avanzando
A pesar de las escasas pruebas visibles, la investigación avanza y "va subiendo peldaños". El objetivo: estrechar el cerco sobre lo que realmente ocurrió esa noche en Villaobispo.
Por ahora, lo único claro es que la versión del testigo y la escena del supuesto accidente no coinciden. Y en ese cruce de contradicciones puede estar la clave de un caso que, de momento, solo ofrece una certeza: Marianna R.O. murió, y no hay rastro claro de cómo.