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Barco a Venus ¿O a Gaza?

No me conviene frivolizar, es más, cuando estoy escribiendo estas líneas me siento un poco farsante...

No me conviene frivolizar, es más, cuando estoy escribiendo estas líneas me siento un poco farsante por una inanición reflexiva que me lleva a sentirme derrotado en un conflicto a muchos meridianos de mí. 

Conozco la situación del genocidio de Israel sobre la población de Gaza como todo el mundo por los medios, por un contexto que, aun manteniéndose con distancia alejada de nuestra realidad, nos golpea cada día, en cada momento. 

Los mismos medios que aletean sobre sus interpretaciones sin encontrar pista para aterrizar y colocar sus ideas dispuestas para un despegue emocional que siempre nos maltrata en la lejanía kilométrica marcada por las bombas, las muertes y la desesperación de los que sufren.

Los de la flotilla, las 44 embarcaciones rumbo a Gaza, me desesperan por su acción descabellada y por su omisión de culpa ante el peligro

No hay más. Partidario de las dudas cuando solo hay un equipo en el que alinearse, sorprenden ciertas acciones sostenidas por un populismo tan ridículo que roza la banalidad. Los de la flotilla, las 44 embarcaciones rumbo a Gaza, me desesperan por su acción descabellada y por su omisión de culpa ante el peligro. Abanderados de la imprudencia, sólo asistir a ese cuaderno de bitácora visual que exponían en redes sociales convierte a todos ellos en mártires de la irresponsabilidad. 

Además, por el origen de algunos de  sus viajeros se compromete a un país, el nuestro, ya de por sí sin compromiso para funcionar a nivel interno, como se está viendo en las consecuencias; los ministros de SUMAR restando ante los compañeros con los que administran este país, y éstos, rebotados por la conciencia de quienes deciden junto a ellos. 

En fin, que los que deberían arbitrar esta desesperada trama magnifican un cisma donde las capas tectónicas de su gobierno cumplen funciones cada vez más discrepantes. Y los que están en el banquillo, esperando por la poltrona del poder, se desperezan entre sonrisas; nunca todos ellos, de cualquier signo, han expuesto tanta inutilidad en común. Si se vendieran sus servicios lamentaríamos recibir tan poco a cambio. Esos nos dirigen, esos, con virtudes profesionales tan grotescas.

En su exterior fronterizo, emerge desde hace décadas la locura de los popes judíos con un maltratador político ahora, como Netanyahu

Pero no podemos buscar auxilio, y lo peor es que los gazatíes tampoco. Internamente se han visto abordados por Hamas, un grupo terrorista, que se ha hecho portavoz de una mayoría silenciada, antes y ahora, entre bombas y amenazas. En su exterior fronterizo, emerge desde hace décadas la locura de los popes judíos con un maltratador político ahora, como Netanyahu, que se ha colocado al frente del disparate, en su primera línea. Engullido por esa supremacía territorial que acaudilla, tiene muchos puntos para colocar su retrato en la galería de los grandes genocidas, un lugar miserable en el que se codeará con lo peor de la especie.

Pero aún hay más profundidad inmoral que rodea al conflicto. Las manos que llevan los grandes líderes del planeta en la partida donde se está decidiendo la geopolítica mundial no nos dejan ni siquiera observar su juego. Estamos fuera, más pendientes de reyes de la falacia que de una organización atiborrada de interpretaciones. Y mientras, la parte de la flotilla española ha creado un incendio para el que no hay bomberos. 

¿Quién les mandó encender la mecha?, me pregunto. En fin, que ahora, entre embarcaciones donde hay pacifistas, oportunistas, periodistas, políticos y demás protagonistas de este crucero por el Mediterráneo, quiero acordarme de Barco a Venus, aquella canción de Mecano donde la mentira sostenía al protagonista. Quizás, también a ellos y a nosotros. ¿Nos la creemos?