Con Quiñones avalado, todavía mata el fuego en León
Era difícil imaginar antes del verano la gran devastación forestal sufrida por dos provincias, sobre todo, del viejo reino leonés, y eso que teníamos el precedente hace tres años del desastre que quemó en torno a 66.000 hectáreas en la provincia de Zamora.
Es llamativo que a la hora de hacer balance se siga hablando de los incendios sufridos en Castilla y León, que afectaron a un total de 165.000 hectáreas, cuando de esa totalidad le corresponde a la región leonesa -la más abandonada por las administraciones- 152.000 hectáreas, repartidos entre las provincias de León, Zamora y Salamanca. Pareciera que hasta en las desgracias se pretende olvidar o solapar las que corresponden a los despoblados territorios del viejo reino.
Un nuevo incendio reciente, entre los pueblos bercianos de Cancela y Aguiar, ha puesto de manifiesto que la negligencia, ineptitud y falta disponibilidad de la Junta se mantienen
Por si la negligencia, ineptitud o falta de vergüenza del gobierno autonómico no hubiese quedado patente con la falta de previsión y mala gestión de ese gran desastre -ahí sigue el consejero del departamento protegido por su jefe-, un nuevo incendio reciente, entre los pueblos bercianos de Cancela y Aguiar, ha puesto de manifiesto que la negligencia, ineptitud y falta disponibilidad de la Junta se mantienen.
El alcalde de Sobrado llamó a emergencias en cuanto tuvo conocimiento del fuego y, según sus palabras, semanas después de haber sufrido la provincia el mayor desastre ambiental de su historia, no había ningún medio disponible de la Junta, cuando la propia Junta viene alertando de que seguimos estando en riesgo máximo de incendios.
Creo que en ningún otro país de nuestro entorno se podría concebir, después de lo ocurrido, un próximo gobierno regional con un mismo presidente y hasta quizá un mismo consejero de Medio Ambiente
Es de agradecer que hayan sido los bomberos de Ponferrada, junto a los medios propios del Ayuntamiento y otra vez los vecinos quienes sofocaran la llamas y que, en su ayuda, participara también la lluvia, apiadada acaso ante la desvergüenza de un gobierno autonómico cuyo consejero, avalado por Mañueco, sigue en su puesto, al menos hasta las elecciones de la próxima primavera.
Creo que en ningún otro país de nuestro entorno se podría concebir, después de lo ocurrido, un próximo gobierno regional con un mismo presidente y hasta quizá un mismo consejero de Medio Ambiente, a lo largo de cuya negligente e ineficaz gestión hay que añadir una nueva víctima mortal por el fuego, una persona de 66 años, fallecida el jueves en otro incendio ocurrido en Villarejo de Órbigo
En España tenemos comprobado de un tiempo a esta parte que sí es posible no dimitir o no ser cesado por no saber hacer frente a estos desastres que cuestan vidas humanas y dañan gravemente el patrimonio natural. Las provincias del viejo reino, con muchos más motivos que las del resto de la de una comunidad autónoma artificiosa en origen, deberían tenerlo en cuenta la próxima vez más que nunca en las urnas.