Presente paralizante
Un aspecto de las consecuencias del aumento de la temperatura a nivel planetario del que se habla menos es el económico. El calentamiento global hará perder millones de euros a, por ejemplo, los países del sur europeo en los próximos treinta años. La productividad, debido a las olas de calor, la pesca y el turismo se verán muy afectados en las próximas décadas. Los humedales, que juegan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático actuando como importantes sumideros de carbono y ayudando a mitigar sus efectos, han perdido el 22% de su superficie a nivel mundial desde 1970. Pero debido a lo dramático de estos y otros datos se puede producir un fenómeno que agravará todavía más la situación. El fatalismo climático, que es una percepción emocional y cognitiva que se manifiesta cuando las personas creen que el daño ambiental es tan grave que ya no hay soluciones posibles, puede crear una sensación de impotencia colectiva que reduzca la participación ciudadana, frene políticas públicas ambiciosas y obstaculice el avance de la responsabilidad social empresarial en temas de sostenibilidad. Todavía estamos a tiempo de revertir la situación si nos concienciamos todos y no entramos en esa paralizante ola de pesimismo.