El tiempo de la felicidad

Como hablamos hace algunas semanas, el PIB se ha quedado pequeño a la hora de medir el progreso de una nación. Poniendo como ejemplo los trágicos e históricos incendios de este verano, éstos seguramente tendrán una influencia positiva en el Producto Interior Bruto, pues generan movimiento económico para la recuperación de las zonas afectadas, pero tienen una influencia negativa en la felicidad de la gente cercana a la tragedia. Utilizar la felicidad como objetivo político pone la cooperación intergubernamental al servicio de un bien común aceptable para todos. Utilizar como parámetro la satisfacción vital nos puede proporcionar medidas de desigualdad más precisas que centrarse en los ingresos y la riqueza financiera. La felicidad es un proceso multifactorial basado en dos ejes: uno representado en el concepto "Una sola salud", originalmente en inglés "One Health", que engloba la salud del ser humano, los animales y de hasta el planeta, y una segunda, la disminución de la estratificación social. Aunque pensemos lo contrario el ser humano, de por sí, se encuentra más realizado en un mundo menos desigual y libre de todo tipo de contaminación, desde informativa hasta medioambiental o acústica.