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En el bote

Escribo esta columna de oídas, permítanmelo ustedes por esta vez. No he podido asistir al acto del que les hablo...

Escribo esta columna de oídas, permítanmelo ustedes por esta vez. No he podido asistir al acto del que les hablo, aunque lo que más he lamentado es no poder mostrar mi apoyo en persona a los manifestantes que, con muy justas razones, comparecían ante las puertas del Palacio de Congresos de León: por la integración de Feve, por el soterramiento de San Andrés, la reivindicación de Torneros, o la necesidad de un Lexit de este aborto de comunidad autónoma.

Peticiones y reclamaciones para este presidente del Gobierno que visitaba León más para alharaca y baño de multitudes, que para escuchar lo que leonesas y leoneses tenían que decirle. Y más lo siento porque la representación por los agravios fue más bien mermada y, probablemente y como siempre, desmedidamente controlada por consigna de Subdelegación de Gobierno, no se fueran a desmandar la cosa… estos leoneses fieros e incívicos.

Pero, a balón pasado, he entendido la jugada: Díez ya se sabe el desarrollo de estos actos y tampoco hace falta insistir, como con la tónica Schweppes, que, si no te gusta, es que la has probado poco.

Al respecto del acto del PSOE en León y su larga novena (va con religiosas y paponas segundas) de desencuentros entre Secretaría Provincial y Alcaldía de León, reconozco que Díez me tenía un poco descolocado. Pensaba yo que, siendo alcalde y habiendo el Ayuntamiento cedido o alquilado el espacio para la celebración del mitin socialista, podía permitirse el lujo de no ser invitado, o serlo como tuviera a bien la organización, plantarse en la puerta del Palacio, propinarle un par de ósculos al bello Pedro y ofrecerle su casa en nombre de los leoneses. Pero, a balón pasado, he entendido la jugada: Díez ya se sabe el desarrollo de estos actos y tampoco hace falta insistir, como con la tónica Schweppes, que, si no te gusta, es que la has probado poco. Mejor traerse el Congreso de “Angustias”, que algo de retorno tendrá, esperando no tener que atraer también el de “Santo Entierro”, que caminito de Belén vamos, con tanto Longinos alanceando la provincia… perdonen la impiedad. 

Leo la crónica en Heraldo de León de mi compañero Juan Carlos Amigo. Y la conclusión que saco es que todos estos políticos que nos malgobiernan e ignoran venían para estrellas del Rock, o del Rodeo, o del Béisbol, cuanto más grande el estadio, mejor. Que la mecánica mitinera es sólo aceite de masaje para los amados líderes, aunque éstos sean más torpes que correr en madreñas. Que ahí tenemos al soriano Mínguez haciendo chiste y chanza de olvidarse de la “y” antes de León, dando a entender que somos castellanoleoneses, lo que pasa es que un poco susceptibles. Y sus compañeros de asiento, diciendo que necesita terapia, pobre. Quizá lo que necesite Carlos Martínez es el “urnazo” que se va a llevar en marzo, por lo menos en León, y Sánchez también está necesitado de terapia, pero no en propia carne, sino en algo de suero de la verdad en las venas de sus adláteres leoneses para que le digan lo que de verdad hay en las aspiraciones autonomistas y por qué se producen. Que, si las fuentes de información que tiene son las campanas de autocomplacencia de Cendón y compañía, anda el presidente más perdido que “boomer” en Ikea.

Escuchar a Cendón y acordarme de José Mota y lo del “hoy no… mañana” es todo uno. Estoy de futuro de León hasta la bola, cuando se nos hurta permanentemente el presente.

De ese tañer a badajo suelto de todo lo que el PSOE hace por León fueron testigos el pasado jueves en la Casa de León en Madrid los pocos asistentes que acudieron a escuchar al Secretario Provincial, que se “jartó” de vanagloria vendiendo a León como provincia tecnológica, innovadora y con oportunidades de futuro, culpando a Mañueco y secuaces del abandono de la provincia. Que en esto último no le digo que no, pero culpar sólo a la Junta es olvidarse de la mitad de la ecuación, que también anda el Gobierno Central implicado en sumir a León en una burbuja aislante, por obra y gracia de ministros como Óscar Puente.

Escuchar a Cendón y acordarme de José Mota y lo del “hoy no… mañana” es todo uno. Estoy de futuro de León hasta la bola, cuando se nos hurta permanentemente el presente. Otro, Cendón, como otros tantos peperos que se obstinan en decir que León lo que necesita son soluciones, pero que, por si acaso, no ofrecen ninguna, ni con proyecto alguno intentan paliar nuestro declive.

Otro ministro, el de Transformación Digital y Función Pública, Óscar “Pero Grullo” López, se despachaba este sábado en las jornadas “Atrévete a construir futuro” con una obviedad tan gorda como vacía de contenido, y transcribo textualmente conteniendo la respiración: “la solución para León pasa por ofertar empleos y servicios públicos de calidad”… y dos huevos duros, que dirían Tip y Coll. Y no puedo estar más de acuerdo, pero escribir la receta no es hacer la tarta. Y aquí no hay cocinero que encienda el horno. Es probable que se estén dando condiciones para un crecimiento económico urbano, en entornos cada vez más tensionados demográficamente, pero las soluciones para León pasan por otros esquemas, con una recuperación del medio rural y el sector primario.

Y caben recetas de éxito si se quieren aplicar, empezando por una real descentralización administrativa apoyada en los concejos, ayudas y fiscalidad benévola para “emprendimiento” en agricultura y, sobre todo, ganadería. Programas como el promovido por la Comisión Europea, “Estrategia de relevo generacional en la agricultura”, que pretende que el 6% del gasto de la UE en agricultura se destine a renovar el censo de agricultores, de modo que se pueda duplicar la población de los jóvenes de aquí al año 2040, y se revierta la tendencia al envejecimiento que en León ya es signo de extinción del gremio, con un dato revelador: sólo el 8% tiene menos de 40 años, ¡tela!

Está claro que el campo será de los que vengan. Nos toca elegir si serán nuestros semejantes o monstruosas multinacionales de colmillo afilado

Y habrá también que fomentar el movimiento cooperativo, algo que en León no ha funcionado históricamente por nuestro acendrado individualismo, pero que, en aras de nuestra supervivencia, tendremos que incorporar. Bien es verdad que los integrantes de estas posibles cooperativas o perceptores de las ayudas a la renovación generacional no van a poder ser de León o, por lo menos, de su medio rural. Tendremos que ir pensando en atraer inmigración, siquiera interna, porque con esta media de edad en lo rural de 57 “palos” no veo yo mucha posibilidad de reproducción. Está claro que el campo será de los que vengan. Nos toca elegir si serán nuestros semejantes o monstruosas multinacionales de colmillo afilado, dueñas ya “de facto” del destino de nuestros agricultores y ganaderos, teniendo en cuenta el peso de los “cárteles” de fertilizantes, semillas, nutrición animal y maquinaria agrícola.

Pero nada, como esas cosas de la política agraria las administra la Junta, los fondos para relevo generacional se invertirán en cambiar el parqué de la sede de las Cortes, por ejemplo, que éstos de León para qué quieren respirar si se van a morir igual… esto lo diría Ayuso.

El caso es que se nos ha ido “vivo” Sánchez, sin prometernos siquiera “la puntita”, sin dar crédito a lo que ni ve, ni le cuentan. Probablemente el presidente pensando que León “está en el bote”. Fallo de no estar bien representados en nuestro Congreso de los Diputados… donde hay que estar.
Por cierto, que me ha extrañado no ver hoy a UPL tras una pancarta que no fuera la suya, dejándose llevar por la euforia del “mejor momento de la historia del leonesismo en años”. Me gustaría leer otra cosa: “momento del mejor leonesismo de la historia en años”. Veremos.

Lo mejor del acto, en todo caso: he visto bien a Demetrio Madrid.