La papeleta tiznada
Veo con inmensa tristeza, que me acongoja, el vídeo, que ya ha corrido, en que asistimos a cómo se quema un pueblo entero, Palacios de Jamuz. Mi casa es como esas que salen, hechas pura pavesa, en ese desolador “clip”, grabado por un miembro de la Unidad Militar de Emergencias. Empatizo al instante y siento cómo nos puede cambiar la vida tan de repente, cruel y raudo el tránsito.
Y harta suerte, encima, que sólo sea casa o pertenencias, no la vida. Como la de esos dos héroes de Nogarejas, Abel y Jaime, para los que no queda sino nuestro mayor agradecimiento y el recuerdo de dos personas que dieron su vida para que los demás, vecinos, conciudadanos, sí, ustedes o yo, pudiésemos conservar vida y hacienda. A su lado, este tratar ahora la Junta de Castilla y León de “escurrir el bulto” y desvincular el fallecimiento de los voluntarios del dispositivo de emergencia, a mí me parece el mayor crimen que se puede cometer contra su memoria. Espero que la responsabilidad caiga y pague.
Soy de los que piden la dimisión o cese, me da igual el acto, del Consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones. Pero voy un paso más allá y pido que se investiguen responsabilidades en la cadena de mando “política”, estimo que cargada de incapaces, por no pensar en peores términos.
Pero no temo que la columna caduque, que aquí no dimite nadie, aferrados al sillón como a, perdonen, clavo ardiendo
Para mí sería la mejor noticia que, al publicarse esta columna, ya hubiese perdido actualidad. Que el Consejero y algún subalterno más hubiesen dimitido, como por ejemplo José Ángel Arranz, Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal, otro desaparecido. Pero no temo que la columna caduque, que aquí no dimite nadie, aferrados al sillón como a, perdonen, clavo ardiendo. Ni después de los mayores incendios forestales de la Historia de España. Prodigioso apego a la poltrona.
Y el cese, ¡ay, el cese! Vendría pensando Mañueco en su forzoso e indeseado viaje de vuelta a Pucela desde sus interrumpidas vacaciones. Pensando igual es mucho decir, porque traería la bilis encendida por los “tweets” de ese prodigio de templanza que es Óscar Puente. Y es verdad que no hay tragedia que pille trabajando a los gobernantes del PP.
Y aquí, quién me lo iba a decir, porque en todo lo demás me parece que su gestión es de lo peor que nos pasa en León, dándole la razón al Ministro. Y ver ponerse a Mañueco digno contra el tono de Puente es como que viniera Robespierre a criticarme por cortarle las uñas a María Antonieta. Puente ha escrito un “tweet”. A Mañueco, a Quiñones, a Arranz, se les quema el país… no voy a comparar.
Así las cosas, la verdad es que no espero nada. Ni siquiera asunción de responsabilidades, tampoco en el trato dispensado a los brigadistas, ese gremio tan maltratado y mal remunerado
El cese, decía, y Mañueco pensando que se tiene que cargar a un consejero. ¡Menuda papeleta! Sí, y también al nuevo “virrey de León”, que se las prometía muy felices el juez como Presidente Provincial “in péctore”, tras la salida a hombros de FAES y Feijóo de Ester Muñoz, nuestra diputadilla portavoz, también desaparecida por cierto, que parece que estar de vacaciones anula capacidades, más si cabe.
Así las cosas, la verdad es que no espero nada. Ni siquiera asunción de responsabilidades, tampoco en el trato dispensado a los brigadistas, ese gremio tan maltratado y mal remunerado, con contratos temporales draconianos, y a los que, encima, tienen la indignidad de despachar con un bocadillo de mortadela ralo y una botella de agua para todo el día.
Se recorta en previsión, se recorta en plantillas, se recorta en manutención. Desde la soberbia se veja y abandona. No sé por qué me malicio que detrás vendrá un negocio oscuro de “somacyles” y “tragsas”, gastos millonarios en repoblaciones y reconstrucciones diseñadas a propósito. Qué mal huele todo, y no todo es a humo. Temo a la “zorera” de después casi más que al “tufo” de ahora.
Pero claro, según Mañueco, estaré jugando con el dolor de los afectados. No sé, creo que ellos también lo van conociendo.
Y vuelvo a la mía, que no me siento representado por ninguno de éstos. En las próximas elecciones votaré en blanco. No, mejor: introduciré en la urna un papel tiznado con las cenizas de este León ultrajado.