Nos hace falta una madre
Creo que no digo nada nuevo si afirmo que una gran mayoría de los españoles no nos sentimos representados por nuestra clase política. Ni es de ahora por Cerdán, ni lo será en octubre por las sentencias de Gürtel, Púnica o cualquier otra de la larga y fastidiosa lista. Llevamos años yendo a depositar nuestro voto con la nariz tapada, con la sensación de que, aunque vamos a cumplir con un sagrado deber y a ejercer un derecho que ha costado siglos obtener, el resultado va a ser, a medio plazo, parecido al actual. Sólo es cuestión de tiempo que comience la corrupción, la incompetencia, cuando menos la torpeza y una inacción insultante.
Nada se castiga, aunque bien es cierto que muchos votamos “a la contra”. El principal mérito del PP es la torpeza del PSOE, o viceversa. Cada partido cuenta con un “suelo” electoral y tan tranquilos. Después el cambalache de mayorías con partidos bisagra, regionalistas o nacionalistas y “tan oreados”. Me dirán ustedes que el planteamiento es simplista, pero de la altura de miras y alcance intelectual de nuestra clase política, poco más. Aplicable el esquema a gobiernos centrales y autonómicos. Y no sigo, que canso.
Somos también en España de hacernos sangre con lo propio, de manera que con cierto papanatismo solemos pensar que de fuera vienen soluciones y que los gobiernos europeos están a otro nivel. Pues toca hacer desprecio de palacio y alabanza de aldea: estamos en un momento de gran “grisura” en cuanto a gobiernos se refiere. Poco digno de mención en cuanto a calidad, si acaso algo mejores en el plano ético con todo lo referente a corrupción y a “meter la mano en la caja”, vamos, hasta en lo de “engordar el currículum” son bastante mirados, que alguno de los Pirineos hacia arriba se ha dignado dimitir cogido en renuncio académico. Pero capacidad, escasita.
Ya les hablaba otro día de mi sentimiento de vergüenza ajena cuando veo algo de sesión parlamentaria, desvarío de insultos y tan poco fundamento en las argumentaciones. Esta semana pasada me tocó sonrojarme con un tipo que me representa aunque no lo he elegido directamente, y no es otro que el Secretario General de la OTAN, el neerlandés, como lo decimos ahora, Mark Rutte. En su papel de sonriente felpudo para un tipo al que yo no le compraría un coche usado, vamos, al que ni me acercaría por temor a ser deslumbrado con una dosis masiva de anaranjada estulticia, despotismo y absoluta falta de humanidad. El ver a Rutte delante de Donald Trump bailándole el agua, exhibiendo dentadura, con la cabeza hecha gaseosa y el trasero galleta estuvo a punto de producirme un aneurisma.
Ese hombre que decidió un día levantarse por los pies de la cama y subir aranceles a diestro y siniestro para proteger la depauperada economía de su país, que también en otros órdenes se le cae a pedazos
Debe pensarse el egregio Secretario General que el Presidente estadounidense es un tipo de fiar, capaz de mantener su palabra, y que este encargo de la industria armamentística que nos trae para que nos gastemos en bombas lo que no nos gastamos en sanidad es por nuestro bien. Este señor que ha puesto a parir a Zelenski, el Primer Ministro ucraniano, que mira para otro lado mientras su mejor y más aguerrido socio arrasa Gaza, que no dudó en promover una marcha para ocupar la Cámara de Representantes de su país al no reconocer el resultado electoral que lo mandaba para casa. Ese hombre que decidió un día levantarse por los pies de la cama y subir aranceles a diestro y siniestro para proteger la depauperada economía de su país, que también en otros órdenes se le cae a pedazos. Es de ese tipo del que nos tenemos que fiar. Y a la fuerza encima, porque sabe que nos gobierna aunque no lo hayamos elegido.
No pretendo ser analista geopolítico, pero las estrategias de alianzas posibles y sus escenarios han cambiado profundamente. Cada vez está menos claro quiénes son nuestros verdaderos enemigos, descartándonos a nosotros mismos, que a veces lo parecemos. Y concreto: En España siempre hemos tenido la idea de que nuestro enemigo natural estaba al sur. Nuestras relaciones con Marruecos, por ejemplo, siempre han estado trufadas de altibajos, conflictos fronterizos, saltos de valla en Ceuta y Melilla, y hasta espionaje. Recordemos el asunto Pegasus, el teléfono de Sánchez y la amenaza consiguiente, poco claro todo, aliñado con la hospitalización de Brahim Gali, líder del Frente Polisario, acordada con Argelia y que nos abocó a una crisis con el gobierno marroquí de Mohammed VI, otro tío fiable donde los haya. Con estos antecedentes me gustaría saber en un teórico conflicto España – Marruecos dónde se situaría la administración Trump. Marruecos es uno de los principales aliados de EEUU fuera de la OTAN. Mantienen un programa de maniobras anuales conjuntas llamadas “African Lion”, donde se reúnen fuerzas del Mando para África de los EEUU (AFRICON) y Fuerzas Armadas Reales de Marruecos. EEUU suministra regularmente material bélico al país magrebí. Estados Unidos ha reconocido la soberanía marroquí sobre el Sáhara y hasta a nuestro CESEDEN en reciente informe le queda claro que Marruecos es socio regional preferente sobre España. Pero nosotros le tenemos que comprar armamento a Trump y a Netanyahu.
No me gusta que te juntes con Fulanito, que tiene mala fama y hasta fuma. Vayan atando cabos, que estamos rodeados de jaimitos, andresines y fulanitos...
Y es aquí donde digo que nos hace falta una madre. Aquella madre que te recordaba que no siempre estaba bien lo que hacían tus amigos Jaimito y Andresín. Que si ellos se tiraban por una ventana, a que tú no ibas detrás, ¿verdad? Aquella madre que se preocupaba cuando salías con algún “gamberro”, “malote” que dicen ahora… No me gusta que te juntes con Fulanito, que tiene mala fama y hasta fuma. Vayan atando cabos, que estamos rodeados de jaimitos, andresines y fulanitos, algunos vienen de otro barrio, como Trump y Netanyahu, o de al lado de casa como Rutte, y están buscando por todos los medios compañeros de viaje, más que nada para que se lo paguemos. Trump sólo busca enriquecimiento personal y seguir en el despacho Oval, Netanyahu está huyendo hacia adelante en una loca carrera por mantenerse en el poder y Rutte, bueno, Rutte yo creo que se siente adalid de este neoconservadurismo europeo, esta ola tan absolutamente perversa que fija sólo objetivos economicistas pero los disfraza de liberalismo, de valores tradicionales y de discurso nacionalista y poco paneuropeo. Apelaciones a “lo de siempre”, ración de xenofobia y banderas, y el cóctel servido.
Desde luego no seré yo quien diga que no hay que estar preparados para cualquier contingencia, pero se están dando pasos muy graves y que nos devuelven a situaciones pasadas. Un ejemplo muy claro lo tenemos en la salida por parte de cinco países OTAN del Tratado de Ottawa de 1997, que prohibía el uso de minas antipersona. Pues bien, Finlandia, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania van a sembrar sus fronteras orientales de nuevo con este tipo de dispositivos, creando un muro infranqueable para una invasión terrestre de infantería por parte de Rusia. Pero el peligro también estará servido para la población civil. Todas esas cosas que no queremos pero que estamos “obligados” a hacer. Por supuesto que para colocar esa nueva cortina de minas alguien las tendrá que fabricar. EEUU no había dejado de hacerlo para servir a su aliado Corea del Sur, no adherido a Ottawa por obvias razones. Ya me imagino dónde las van a comprar estos retomados clientes.
Mientras tengamos gobernantes que pretendan mantener su puesto a base de populismo bélico no saldremos de esta situación de incertidumbre, río revuelto donde hacen su agosto, lo mismo desestabilizando una región que directamente bombardeando un país soberano, por más que esté en la teórica lista del “Eje del Mal”.
Por eso hecho de menos a una madre que les “baje” una colleja. Pero la ONU es una prima y se ríen todos de ella.