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Tranquilos todos. Prietas las filas

Como avisé en mi última columna, poco cabía esperar alguna consecuencia de la comparecencia de Sánchez en el Congreso...

Como avisé en mi última columna, poco cabía esperar alguna consecuencia de la comparecencia de Sánchez en el Congreso. 

Se ha instaurado entre sus socios un tira y afloja ladino, mojigato y cínico en el que parece que riñen, pero otorgan, en el que advierten, pero con la boca pequeña, y en el que amenazan, pero solo de boquilla, sin que se advierta que tengan ningunas ganas de bajarse del machito de las prebendas infumables que ahondan el precipicio de la desigualdad entre los españoles.  Momios varios que no obedecen al interés general- bien lo ha aclarado Europa- sino que garantizan la continuidad agónica del peor Gobierno de la historia de nuestra democracia a costa de lo que sea (o peor a costa de todos nosotros).

Ya no hay pudor alguno por parte del crisol de formaciones minoritarias que necesita este Ejecutivo en sus últimos estertores- esperemos- para lucir sus exigencias ante un debate que se anunciaba como un monográfico sobre la corrupción del PSOE y que consistió en el mercadeo bochornoso del “a rio revuelto ganancias de pescadores”, ya se sabe. 

Porque ¿qué le han pedido los socios a Sánchez para sostener el Gobierno? Pues de todo, desde chuminadas, a medidas de más calado de imposible satisfacción pero que les sirven para cubrir el expediente y de paso dilatar esta agonía que se está haciendo muy larga.  

No pienso hablar de las medidas anticorrupción que son peores que el maquillaje que utiliza Sánchez cuando quiere darnos pena

Y es que los flamantes aliados del actual Ejecutivo tras hacer su teatrito de “qué enfadados estamos porque no nos das explicaciones, presidente” concluyeron, como avisé, manteniéndole su apoyo a costa de exigencias de lo más variopinto como si los demás no fuéramos conscientes de que van todos en el mismo barco a la deriva y que si cae Sánchez caen ellos. No pienso hablar de las medidas anticorrupción que son peores que el maquillaje que utiliza Sánchez cuando quiere darnos pena, pero si repasaré qué pidió cada uno de los gachós sin empacho y que saben que difícilmente conseguirán. 

Empezando por Rufián, el portavoz de ERC, núcleo duro de la coalición, hizo un resumen glorioso del caso Koldo y compinches ("tres listos que se repartieron cuatro mordidas") que, según él, no acabarán con el Gobierno de coalición si no son ¿cuatro?, ¿cinco?, ¿más?… Demos tiempo a la bendita UCO. 

Menuda moral más laxa la del señor Rufián, eso si que son principios,  y si no valen, los cambia.  
 También le pidió a Sánchez que impulse un programa con medidas "realmente radicales" para recuperar la confianza de la gente centrando su acción legislativa en el acceso a la vivienda.  A la vista de los éxitos cosechados hasta aquí, que cada vez es peor, mejor nos vendría que dejasen de hacer lo que estén haciendo.
  
 Y no acabó ahí la sarta de peticiones, sino que para cerrar su apoyo pidió desde el traspaso de cercanías -lo que les falta ya a los pobres catalanes- que se revierta el déficit de inversiones en Cataluña -que las del resto, poco les importan- o que se les dé más soberanía en los sectores estratégicos -mejor no saber en lo que estarán pensando. 

Pues que se olviden porque les apuesto lo que quieran a que nada de eso va a pasar sin que por ello les retiren un apoyo que les garantiza el único protagonismo al que pueden aspirar. 

 Por su parte JUNTS, a través de la inenarrable Nogueras, le advirtió a Sánchez que está en tiempo de descuento y que esta prórroga no le va a durar toda una legislatura. Con insistencia machacona le recordó al presidente lo que no ha cumplido del acuerdo de investidura -entre otras cosas porque de él no depende- en el que se pactó la oficialidad del catalán -rechazada por Europa por enésima vez- la delegación de competencias en inmigración -a la que se niega Podemos por considerarla, y con razón, una medida xenófoba- o la aplicación "completa" de la ley de amnistía para redimir a Puigdemont.  Condicionar su apoyo a estos “logros” es tragarse un sapo muy gordo. 

Déjenme que me sonría y hasta que me ría, ante la insistencia de Vaquero, la portavoz del PNV, a Sánchez, de que "debería haber comparecido antes", advirtiéndole que la confianza de su partido "va camino de la UCI", cosa que no se cree ni ella

 Y había que oír a BILDU pidiendo "actuar con contundencia" y tomar "decisiones valientes e integrales" que viniendo de ellos es para preocupar. La portavoz Aizpurúa se despachó reclamando a Sánchez "medidas tajantes" contra el “caso Koldo”.  Déjenme que me sonría y hasta que me ría, ante la insistencia de Vaquero, la portavoz del PNV, a Sánchez, de que "debería haber comparecido antes", advirtiéndole que la confianza de su partido "va camino de la UCI", cosa que no se cree ni ella.  Hechos son amores, ya se sabe,  y en la UCI algunas concesiones, como el traspaso de las pensiones, parece que funciona.

Los pobres de PODEMOS, con su líder Belarra desgañitándose en marcar la diferencia, dieron por muerta la actual legislatura tachando la comparecencia del presidente de “más decepcionante de lo esperado”, lo que denota un punto de ingenuidad que no acaban de perder.  En lo que si tengo que darles la razón es en su apreciación de que fue un debate de medidas cosméticas que solo intentan tapar escándalos de corrupción que hacen aguas por todos lados. 

 Para acabar, los dos últimos apoyos de este Gobierno, un tal Rego, del BNG, que se atrevió a plantar a Sánchez en la ronda de contacto previa que mantuvo con los socios, le exigió que siga cumpliendo con la agenda gallega  pactada para la investidura; mientras, la señora Valido, diputada de COALICIÓN CANARIA, dejó asomar -pero poquito- el fantasma de la “cuestión de confianza”, reclamando a Sánchez que perdiese el miedo a preguntar al Congreso si sigue contando con el apoyo necesario para gobernar. Otra que de ingenuidad anda fina.
 
En fin, como ya señalé antes de la comparecencia, lo esperado: nada de nada. Eso sí, superado el trámite  arrecia la ofensiva del Gobierno para esconder vergonzantes casos de corrupción, ofensiva que pasa por hacerse de cruces por que el líder de la oposición verbalice en el Congreso lo que todos conocemos sobre los negocios de la familia política del presidente, por volver a destapar el ignominioso cupo catalán- singular, federal y generalizable, que no he leído nada más absurdo en mi vida- por hacer el ridículo por séptima vez en Europa pidiendo la oficialidad del catalán o por sacar de la chistera un asunto sub-judice de hace  unos cuantos años  que afecta a Cristóbal Montoro y que por mucho que se empeñen los ministros cancerberos de Sánchez, poco afecta a Feijóo.  Lo que les dije, así pasamos el verano.