"¡Ojalá te pudras en la cárcel, eres una cerda! Dejaste desnudo y en la calle a mi hijo"
La segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra Natalia Torices arrancó envuelta en un ambiente de gran tensión. A las puertas del edificio judicial, una mujer —madre de una supuesta víctima que no presentó denuncia en su momento— protagonizó un enfrentamiento con la acusada, en un intercambio cargado de reproches e insultos que fue captado por cámaras de televisión y rápidamente difundido a nivel nacional.
"¡Ojalá te pudras en la cárcel, eres una cerda! A mi hijo lo dejaste tirado y desnudo en la calle. ¡Y tu madre también es culpable!", clamó la mujer, visiblemente alterada. Según su versión, su hijo mantuvo una relación sentimental con la procesada y fue drogado por ella en 2023, cuando Torices ya estaba en libertad provisional.
Por su parte, la joven se encaró con la madre del joven: “No mientas más, todo lo que estás diciendo, es mentira, es todo falso, no dices una puta verdad". La situación se tornó tan tensa que agentes del Cuerpo Nacional de Policía intervinieron para evitar que el altercado pasara a mayores.
Escopolamina y un falso cáncer como estrategia
Natalia Torices, de origen leonés, está acusada de haber suministrado escopolamina —una sustancia conocida como burundanga— a al menos siete personas con el objetivo de manipularlas y obtener importantes sumas de dinero. La Fiscalía sostiene que la joven fingía padecer un cáncer inexistente como pretexto para solicitar ayuda económica que, en realidad, utilizaba para costear su afición al juego online, especialmente al póker.
Los hechos, que se remontan al año 2016, muestran un patrón de actuación repetido. Según el informe judicial, el primer caso registrado ocurrió el 15 de febrero de 2018, cuando Torices citó a un hombre en su casa con la excusa de ir juntos a ver un coche en venta. Allí, presuntamente le sirvió una bebida adulterada con escopolamina para someterlo.
Uno de los episodios más graves tuvo lugar cuando transfirió 9.000 euros desde la cuenta bancaria de una de sus víctimas mientras esta se encontraba ingresada en la UCI. Según el testimonio de un agente de la Guardia Civil durante la sesión del juicio, los documentos médicos que la joven presentaba para justificar su supuesta enfermedad eran “falsificaciones bastante pobres”.
“El padre de la familia que le prestó dinero y su esposa sabían que no había cáncer. Quizá solo las hijas se lo creyeron”, explicó el agente, quien afirmó también que los fondos eran destinados a apuestas y no a tratamientos médicos: “Sabían bien que el dinero no era para el cáncer”.
Manipulación, engaños y delitos graves
La acusación sostiene que Torices no solo drogó y robó a conocidos y allegados, sino que también intentó suplantar la identidad del padre de una amiga en una aplicación móvil para vaciar sus ahorros. Incluso su propio abuelo figura entre las víctimas, al parecer, por negarse a entregarle dinero.
La Fiscalía pide para ella 17 años de prisión por delitos de lesiones y cinco tentativas de homicidio, además del pago de 250.000 euros en concepto de responsabilidad civil. Los testimonios de los agentes de la Guardia Civil en la segunda jornada del juicio buscan aclarar las circunstancias de los episodios y determinar el grado de premeditación y violencia empleada.
Natalia Torices se enfrenta a la dura realidad de una posible condena ejemplar, mientras la sociedad asiste con perplejidad a los detalles de un caso que mezcla manipulación emocional, drogas de sumisión y engaños sistemáticos en busca de beneficio personal.