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De 'La que se avecina' al póker: la 'cuerda locura' de la 'reina de la burundanga'

La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
La Audiencia Provincial de León acoge el juicio contra la mujer conocida como ‘reina de la burundanga’ acusada de delitos de tentativa de homicidio, lesiones, robo con violencia, estafa y falsedad. Foto: Campillo
Natalia Torices: el rostro cambiante y la mente calculadora de la 'reina de la burundanga' | Por fuera, un visible cambio físico; por dentro, una estrategia fría y sin arrepentimiento claro
 

“Lo vi en La que se avecina. Fue donde empecé a verlo”, reconoció sin pudor Natalia Torices ante la Audiencia Provincial de León, al ser preguntada por el origen de su uso de burundanga —nombre popular de la escopolamina—, una droga difícil de rastrear que anula la voluntad de las personas. Con ella, presuntamente, envenenó a varias víctimas en hasta siete episodios distintos, con el objetivo de robarles cantidades que oscilaban entre los 20 y los 9.000 euros.

Los peritos forenses que participaron en el juicio explicaron que detectar esta sustancia es técnicamente complejo: “requiere equipamiento de alta especialización”, lo que en parte ha dificultado la confirmación toxicológica en algunos casos. Uno de los testimonios más estremecedores fue el del padre de una víctima, que relató cómo su hijo estuvo al borde de la muerte por una intoxicación supuestamente provocada por Torices.

Juego, mentira y una doble vida

Durante su declaración, Natalia intentó justificar parte de sus actos por su supuesta adicción al juego, asegurando que se pasaba “horas y horas jugando al póker online” y que “gastaba casi todo el dinero en eso”. Llegó incluso a implicar a sus víctimas en esa conducta: “Eran conscientes de que jugaba los cuatro. Fue todo idea del padre… Empezamos a apostar grandes cantidades. Al principio tenía ganancias; casi no consumía cocaína y me iba bien”.

Pero esta versión fue desmontada por los informes forenses. Los médicos del Instituto de Medicina Legal de León y Zamora fueron tajantes: “No presenta rasgos de ludopatía. Rotundamente no”. Aseguraron que su patrón de juego era “controlado y estratégico”, y subrayaron que “el juego era un medio de vida, no una compulsión”. Según su análisis, la acusada no mostraba impulsividad, ansiedad extrema ni los cambios de humor típicos de la adicción.

Por su parte, la defensa presentó una visión radicalmente distinta, argumentando un “trastorno que dificulta el control de los impulsos” y una discapacidad mental del 65%, que también fue negada por los forenses públicos: “Como mucho, un cinco por ciento”.

Ficción y fraude: fingir cáncer para obtener dinero

Torices admitió también haber fingido un cáncer, una mentira con la que habría engañado a una familia que llegó a entregarle 195.000 euros. “Me hicieron fingir que tenía un cáncer porque les venía bien para su empresa, para Hacienda y para todo. Hasta yo me lo llegué a creer”, aseguró. La Fiscalía sostiene que ella misma ideó la estrategia para obtener dinero con supuestas terapias en clínicas privadas y con la promesa de futuras ganancias en apuestas.

Un perfil de manipulación

El retrato psicológico de Natalia Torices es contradictorio, pero apunta en una dirección común: una personalidad manipuladora. Mientras algunos informes hablan de “perfil antisocial, paranoide y sádico”, los forenses afirman que su comportamiento durante las entrevistas muestra “una actitud consciente y manipulativa”, más que descontrol impulsivo.

“No sabía si estaba aquí o en la luna”, declaró ella misma para describir su estado mental durante los años 2017 a 2019, en los que combinó juego y drogas. “Ya consumía drogas, lo mezclaba con el juego y era un cúmulo grande que no se sostenía”.

“Soy una subnormal y no tengo conciencia”

Las palabras de Natalia ante el tribunal fueron tan provocadoras como reveladoras. “Soy una subnormal y no tengo conciencia, pero ellos sabían a qué me dedicaba y les venía bien”, soltó sin aparente culpa, en referencia a sus víctimas. Pidió perdón a dos de ellas —las únicas cuyos casos admitió— pero rechazó asumir responsabilidad por el resto: “Al resto no lo voy a reconocer, porque no se lo he hecho”.

La frase más dura, sin embargo, no vino de su boca, sino de una de las madres afectadas, que gritó desde el estrado: “¡Ojalá te pudras en la cárcel, eres una cerda! Dejaste desnudo y en la calle a mi hijo”.

El cambio de rostro de Natalia Torices

Además de la transformación psicológica y judicial, los presentes en el juicio han comentado su visible cambio físico. La joven que alguna vez inspiró confianza en sus círculos cercanos ha reaparecido en los tribunales con un aspecto muy diferente, producto de los años, de las drogas y, posiblemente, de un intento de reconstrucción personal o camuflaje ante la presión mediática.

Una imagen distinta para una mujer que, pese a lo que pueda parecer, sigue mostrando una capacidad asombrosa para manipular realidades, construir ficciones y anular voluntades, tanto con palabras como con escopolamina. La justicia dirá ahora si también puede anular la suya.