Gerard Piqué, el técnico invisible
Con un triunfo 0-1 ante la Ponferradina en El Toralín, el FC Andorra regresa a Segunda División | Detrás del logro, la figura silenciosa de Gerard Piqué, implicado durante meses como asistente no oficial
El FC Andorra lo logró. Este sábado, en un estadio de El Toralín cargado de tensión y expectativas, el conjunto del Principado firmó su regreso a Segunda División tras imponerse 0-1 a la Ponferradina en el partido de vuelta del play-off. Un gol bastó para sellar una temporada que había comenzado con dudas, pero que acabó con una celebración histórica. Y en ese camino, hubo una figura inesperada que ha tenido un peso esencial: Gerard Piqué.
El exjugador del Barcelona, presidente y propietario del club, se implicó de forma directa desde enero tras la destitución de Ferran Costa. Lo hizo lejos de los focos, pero con una presencia constante en la preparación de los partidos y el funcionamiento interno del vestuario. “Si se mete en algo, va a full”, repetían en Andorra. Y así fue.
De la incertidumbre al objetivo cumplido
El 20 de enero el equipo navegaba por la zona media de la tabla, sin rumbo claro tras el descenso desde Segunda. La destitución de Costa supuso una sacudida. El club confió en Beto Company, asistente de entonces, como entrenador principal. Pero, en paralelo, Piqué decidió comprometerse aún más con el proyecto.
Desde entonces, cada jueves bajaba al campo, se reunía con el cuerpo técnico, participaba en las sesiones tácticas y aportaba su visión de juego. “Nos ayuda con la táctica y hace como de segundo”, reconocía el portero Oier Olazábal, excompañero suyo en el Barça, en declaraciones a Relevo. “Nos pedía valentía, salir jugando desde atrás. No tiene término medio.”
El ascenso, desde el trabajo silencioso
El Andorra fue creciendo jornada tras jornada. La implicación de Piqué no fue solo futbolística. Esta misma semana, con el ascenso en juego, anunció que correría con los gastos del viaje y las entradas para todos los aficionados que quisieran acudir a Ponferrada. Era su manera de sumar también fuera del campo.
Este sábado, el equipo culminó su remontada clasificatoria con un gol decisivo en El Toralín que desató la locura entre los seguidores andorranos. Piqué lo vivió desde la zona técnica, sin sentarse en el banquillo, como lo ha hecho desde enero: cerca, atento, pero sin robar protagonismo.
Desde la entidad valoran su influencia, aunque recalcan que “en Andorra se le ha dado naturalidad”, y destacan sobre todo su capacidad para motivar, su mentalidad competitiva y su conocimiento del fútbol profesional. “¿Cómo no vamos a aprovechar a alguien de su experiencia?”, comentan desde el club.
No quería ser entrenador, pero...
Paradójicamente, Piqué ha reiterado en varias entrevistas que no se ve como entrenador. “No me interesa ser entrenador. Necesitaba cambiar. Muchos años entre United y Barça, jugando cada tres días, te hacen acabar saturado”, declaró a Il Corriere della Sera este mismo año. Pero su implicación en este ascenso lo contradice con hechos.
Durante cinco meses ha ejercido como mucho más que presidente. Ha sido consejero táctico, figura motivacional y puente entre la plantilla y la dirección deportiva. Lejos del foco mediático, su labor fue clave para construir la confianza de un equipo que hoy celebra su regreso a la élite.