El final más cruel para la Ponferradina
La Ponferradina, con lágrimas y un profundo dolor, ha encajado este sábado una durísima derrota ante el Andorra que entrega en bandeja el ascenso al Andorra.
Un gol de penalti en un mal encuentro blanquiazul lleva a los bercianos a una derrota que condena al equipo de Javi Rey a seguir en Primera REF una temporada más.
Todo lo que le pudo salir mal, le salió mal a la Ponferradina y el desenlace final fue terrible para la hinchada local, que había abarrotado El Toralín.
El fútbol volvió a demostrar su cara más cruel en El Toralín. La Ponferradina lo tuvo cerca, lo peleó con alma y corazón, pero no fue suficiente. El empate 1-1 ante el FC Andorra deja al equipo berciano sin ascenso a Segunda División y entrega el billete de regreso a la categoría de plata al conjunto del Principado, gracias al valor doble de su tanto como visitante. La grada lloró, los jugadores se derrumbaron y Javi Rey, el técnico local, vivió una noche tan inolvidable como amarga.
El resumen del partido
𝗥𝗘𝗦𝗨𝗠𝗘𝗡 | #PonferradinaAndorra
𝗣𝗹𝗮𝘆𝗼𝗳𝗳𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝘀𝗰𝗲𝗻𝘀𝗼 | 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹 (𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗮)
0-1 | @SDP_1922 - @fcandorra | (𝗚𝗹𝗼𝗯𝗮𝗹: 1-2)
⚽ @lautarodeleon10 (0-1, 56’)
📺 Partido completo: https://t.co/aMfSPNCw4I#PrimeraFederación | #VersusELearning pic.twitter.com/FeYfzZFW6v— Primera Federación Versus e-Learning (@Primera_RFEF) June 21, 2025
El partido de vuelta de la final del playoff comenzó con dominio claro del cuadro blanquiazul, que desde el primer minuto buscó la portería rival. Yeray Cabanzón fue el primero en probar suerte tras una buena combinación con Álvaro Bustos. En el minuto 5, volvió a avisar con otra jugada rápida por banda, y poco después, Pau Ferrer buscó sorprender por arriba.
Una primera parte con más corazón que premio
La Ponferradina fue superior en el primer tiempo. Lo intentaron Yeray, Esquerdo, Borja Valle y Andoni López, todos empujados por el empuje de una afición entregada que convirtió El Toralín en una olla a presión. Las llegadas se sucedían, aunque sin remates certeros. En el 14’, Borja Valle sirvió un balón de gol sin encontrar rematador. En el 33’, Pau Ferrer falló por muy poco tras pase de Esquerdo.
El Andorra, ordenado y resistente, apenas se asomó al área rival, salvo una acción aislada de Álvaro Martín y Lautaro bien resuelta por Ger Nóvoa. Erik Morán, en el centro del campo visitante, sostuvo a los suyos recuperando balones y ralentizando el ritmo. La primera mitad se cerró con 0-0, pero con sensaciones positivas para los locales.
Golpe andorrano tras el descanso
Pero el segundo acto arrancó con otro aire. Y lo peor llegó en el minuto 55. El colegiado Daniel Etayo Herrera señaló penalti sobre Lautaro de León tras una internada en el área. El propio delantero lanzó, y aunque Andrés Prieto adivinó el disparo y detuvo el primer intento, el rebote volvió al andorrano, que no perdonó y puso el 0-1. El golpe fue durísimo, y El Toralín enmudeció.
Dos minutos antes, Álvaro Martín había estrellado un disparo en el larguero, avisando del peligro. La reacción del banquillo local fue inmediata. Javi Rey fue amonestado por protestar y desde el área técnica se pidió cabeza para buscar el empate sin precipitación.
El partido, en cinco claves
El momento decisivo del partido llegó tras un leve contacto sobre Lautaro de León. El árbitro señaló penalti, que el propio delantero ejecutó. Andrés Prieto lo detuvo en primera instancia, pero el rechace cayó en los pies del atacante andorrano, que no perdonó. Ese gol obligó a la Ponferradina a marcar dos para ascender.
Apenas seis minutos después del tanto visitante, la Ponferradina creyó haber empatado gracias a su capitán, pero el asistente levantó la bandera por fuera de juego. La acción generó muchas protestas, pero no hubo marcha atrás. El tanto no subió al marcador y las opciones de remontada se complicaron aún más.
El equipo de Javi Rey fue mejor en la primera parte y empujó con todo en la segunda, pero no acertó en los metros finales. Yeray Cabanzón, Pau Ferrer y Esquerdo tuvieron ocasiones claras, pero faltó precisión. Ni siquiera en los últimos minutos, con El Toralín volcado, encontraron el camino del gol.
El conjunto dirigido por Ferran Costa supo sufrir. Desde la ventaja en el marcador, replegó líneas y convirtió el área en un muro. Marc Bombardó, Casadesús y Villahermosa secaron a los atacantes bercianos. El Andorra apenas concedió espacios, pese a la presión de un estadio lleno.
Más de 7.000 almas en El Toralín llevaron en volandas al equipo desde el minuto uno hasta el 96. A pesar del mazazo del gol y el paso de los minutos, no dejaron de alentar ni un segundo. El penalti no silenció a la grada. El empate no bastó, pero la comunión entre equipo y afición fue total. Una muestra de que el espíritu de la Deportiva sigue intacto.
Una ofensiva desesperada… sin premio
La Ponferradina reaccionó con cambios ofensivos. Entraron Ernesto, Álex Costa, Borja Fernández, Lancho y Álvaro Ramón para dar oxígeno a una ofensiva desatada. El equipo se volcó sobre el área rival. En el minuto 61, Borja Valle celebró un gol que fue anulado por fuera de juego. En el 83’, Yeray Cabanzón rozó el empate con un disparo que levantó a la grada, pero se marchó desviado.
Las últimas acciones fueron un asedio. Saques de esquina, centros laterales, disparos bloqueados, y una acción polémica: en el minuto 88, Álvaro Bustos cayó en el área tras un agarrón, pero el árbitro no señaló nada ante la indignación del público. Los seis minutos de añadido no bastaron. Ernesto, Lancho y Yeray lo intentaron sin éxito. El Andorra resistió.
Una noche que dolerá durante mucho tiempo
El pitido final fue un puñal. Algunos jugadores de la Deportiva se desplomaron sobre el césped. La grada, de pie, aplaudió el esfuerzo de su equipo, que dio la cara hasta el final, pero terminó pagando el peso del gol visitante. El empate en el global (1-1) no sirvió. Lautaro, verdugo de la noche, firmó la sentencia.
La Ponferradina seguirá una temporada más en Primera RFEF, pese a haber peleado durante toda la campaña por regresar al fútbol profesional. El proyecto de Javi Rey ha demostrado competitividad y valentía, pero no ha encontrado la fortuna que a veces decide ascensos. Por su parte, el FC Andorra celebra su regreso a Segunda en un partido donde resistió cuando más lo necesitaba y aprovechó su momento.
Y así, con el corazón roto pero la cabeza alta, se cierra una temporada inolvidable para el conjunto berciano. Quizás no con el final deseado, pero sí con la certeza de que el orgullo de El Toralín sigue más vivo que nunca.