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San Andrés del Rabanedo atraviesa su final de año más crítico con trabajadores municipales sin cobrar, calles llenas de basura y enseres abandonados

Acumulación de basura este martes en el municipio de San Andrés del Rabanedo.

Mientras los retrasos en los salarios se repiten tras el episodio de septiembre, colchones, muebles y electrodomésticos bloquean la recogida de residuos en varios barrios | Los vecinos denuncian también fallos en servicios esenciales y una administración municipal sin rumbo

Las nóminas sin pagar vuelven a encender las alarmas en San Andrés del Rabanedo. A 10 de diciembre, los trabajadores municipales siguen sin cobrar el salario de noviembre, un episodio que recuerda al pasado mes de septiembre, cuando los cerca de 300 empleados del Ayuntamiento tuvieron que esperar hasta el día 19 para recibir su nómina.

"Estamos acostumbrados a retrasos en los pagos, pero que esto ocurra de forma seguida es algo que nunca habíamos vivido", señala un portavoz de los trabajadores municipales. "Valoramos que los responsables salgan a explicarse, pero las palabras no pagan las nóminas. La incertidumbre continúa y no vemos un horizonte cercano de solución".

Acumulación de basura en las calles

La nueva demora coincide con varios días de acumulación de basura en las calles, aunque este martes comenzaron a verse las primeras actuaciones del dispositivo especial activado para retomar la recogida en algunas zonas del municipio.

El Ayuntamiento mantiene operativo un plan de refuerzo para intentar normalizar el servicio. Según el Consistorio, los trabajos se están realizando por zonas, priorizando los puntos donde la acumulación de residuos es más evidente.

Además, se han incorporado dos camiones adicionales con el fin de aumentar la capacidad operativa y agilizar la retirada. Aun así, el Gobierno local advierte de que este martes y miércoles el servicio continuará “sin todos los medios materiales operativos” debido a la falta temporal de varios vehículos habituales, una situación que se ha visto agravada por el reciente puente festivo.

Enseres voluminosos que complican el trabajo

Las montañas de bolsas de basura acumuladas desde la semana pasada conviven con muebles, colchones e incluso electrodomésticos como neveras abandonadas junto a los contenedores, una imagen que se repite en varios barrios del municipio.

“Esta presencia de enseres voluminosos complica todavía más las labores de retirada”, según advierte el Ayuntamiento, que recuerda que su depósito en la vía pública “está prohibido y ralentiza la recogida en un momento en el que el servicio trabaja con medios limitados”.

Otros servicios tensionados y bloqueados

Pero esto no es lo único. En las últimas semanas, distintos departamentos municipales han acumulado incidencias: patrullas de la Policía Local sin vehículos operativos, edificios municipales sin calefacción, retrasos en expedientes administrativos y dificultades incluso para contactar con el propio Ayuntamiento, con quejas vecinales por llamadas que no se responden o líneas que se bloquean.

A ello se suma la situación económica del municipio, que continúa sin poder utilizar entre 15 y 25 millones de euros que, según la oposición, podrían estar disponibles en las arcas municipales. Sin embargo, estos fondos no pueden destinarse a servicios o inversiones hasta que se liquide el ejercicio económico de 2024, un trámite que sigue pendiente. Los partidos del pleno mantienen un clima de acusaciones cruzadas sin avances significativos: la UPL gobierna en minoría con seis concejales frente a una oposición mayoritaria de quince, que no ha impulsado una moción de censura más allá de la insistencia de Ciudadanos, que solo cuenta con un representante.

Infraestructuras deterioradas y servicios esenciales afectados

Mientras tanto, los vecinos asisten a un deterioro sostenido que va más allá. Desde piscinas municipales sin mantenimiento hasta el vial del puente San Juan de Dios, cerrado desde hace cuatro años, pasando por el edificio Araú, terminado pero sin uso durante más de una década. Servicios como la escuela infantil, el polígono industrial o el centro de día también muestran señales de desgaste progresivo.

A esto se añade la paralización en la gestión de la tasa de Gersul por segundo año consecutivo, lo que obliga al Ayuntamiento a asumir cerca de un millón de euros por ejercicio y limita aún más la capacidad de inversión. “En dos años se han perdido dos millones de euros y se prevé perder uno más”, reconocen fuentes municipales.

Parálisis administrativa

A pesar de los esfuerzos, la sensación en el municipio es la de un Ayuntamiento atascado. Funcionarios reconocen que algunos trámites se eternizan y describen la situación interna como la de una “administración gripada”. Sin presupuesto en vigor, sin estabilidad política y con servicios cada vez más tensionados, San Andrés del Rabanedo encara un final de año marcado por la incertidumbre y por la urgencia de resolver problemas que ya se han vuelto estructurales.