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El Hotel del Pozo continuará como centro de acogida tras la prórroga ministerial

El Gobierno decide mantener abierta la instalación humanitaria de Villarrodrigo de las Regueras al menos durante el mes de mayo, tras haber acogido ya a más de 300 refugiados
 
Un grupo de migrantes recibe clases en una aula habilitada en el Chalet de Pozo.
Un grupo de migrantes recibe clases en una aula habilitada en el Chalet de Pozo.

El que parecía ser el final del centro temporal de acogida ubicado en el antiguo Hotel del Pozo, en Villarrodrigo de las Regueras, ha quedado suspendido. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha rectificado su decisión inicial y seguirá financiando su funcionamiento, al menos hasta concluir mayo.

Aunque su clausura se daba por hecha a raíz de una orden ministerial que consideraba superada la fase crítica de emergencia migratoria —la misma que motivó su apertura en junio de 2024—, la realidad de la demanda ha forzado una continuidad que se gestionará con renovaciones mensuales y sin fecha límite definida.

Una instalación con historia y nuevo propósito

El Hotel del Pozo, durante décadas símbolo del turismo en la zona y cerrado desde hacía más de una década, volvió a la vida hace diez meses como centro humanitario. Lo que nació como un recurso provisional para descongestionar los centros de Canarias ha terminado consolidándose como una plataforma clave para la integración de personas refugiadas en el entorno rural leonés.

La Fundación de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, entidad responsable de la gestión, había notificado ya a su equipo la inminente finalización del programa. Sin embargo, la nueva decisión gubernamental ha renovado la actividad y el compromiso del personal, compuesto por trabajadores sociales, docentes, personal de limpieza y profesionales de la logística.

Formación, integración y esperanza para quienes llegan

Durante estos meses, alrededor de 320 migrantes han pasado por las instalaciones. Muchos de ellos, principalmente procedentes de Mali y Senegal, han iniciado procesos de regularización, aprendizaje del idioma y formación laboral.

Una treintena ha logrado insertarse en el mercado laboral gracias a los cursos impartidos en el propio centro. Otros han avanzado hacia la obtención de permisos de residencia, clave para su independencia futura en el país.

Las plazas disponibles, que se habían reducido a 150 en previsión del cierre, ya se han vuelto a ampliar hasta acercarse a las 200, reactivando el flujo de llegadas.