Se sabía que iba a pasar y no han hecho nada
Que a la llamada España vaciada (vacilada le dicen algunos) se la menosprecia en las administraciones, sean cuales sean éstas, es algo que por desgracia se puede comprobar sobre todo en los periodos estivales, cuando llega la calor cada vez más sofocante y continuada en el tiempo, aunque se siga llamando olas a lo que ya están dejando de serlo, como la de esta primera decena de agosto.
En la memoria reciente de este país tenemos los terribles y masivos incendios ocurridos en las provincias de Ávila primero y Zamora después (por partida doble en 2022), espacios territoriales dependientes del gobierno autonómico de Castilla y León, cuyo desempeño en esta comunidad corresponde desde hace cuarenta años a un mismo partido.
Cuando digo que se menosprecia a la España vaciada es porque, con estos precedentes en los que quedó patente la negligencia con la que se administra el cuidado de nuestros montes, una vez más y otra vez en el viejo reino de León, ha tenido lugar el desastre, en esta ocasión en el paraje conocido como Las Médulas, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Las llamas han sorprendido a los técnicos por la rapidez de propagación, favorecida por las rachas de viento y una vegetación extremadamente seca con gran acumulación de rastrojos, leímos en este mismo diario. Lo mismo se dijo en su día de los incendios que devastaron buena parte de la Sierra de la Culebra (fallecieron cuatro personas) y la comarca de Losacio en la provincia de Zamora (un fallecido en las labores de extinción).
Allí, como en estos de Las Médulas berciana, escuchamos entre el vecindario lo que quizá volveremos a escuchar en ocasiones venideras si la política administrativa sigue siendo igual de inoperante o desidiosa, máxime cuando la tónica de los veranos es cada vez más seca, prolongada y cálida: Nos prometieron que nos iban a cuidar y nos han destruido. Vivimos en un abandono total y absoluto. Hemos tenido toda la suerte del mundo [no se han registrado por ahora víctimas mortales], pero aquí nadie ha hecho nada. Esto se veía venir, se sabía que iba a pasar y no han hecho nada. Aquí se han dedicado a repartirse el pastel sin hacer un plan integral de protección.
Cumplidos tres años del incendio de la Sierra de la Culebra (60.000 hectáreas), algunos ayuntamientos no han recibido aún las ayudas prometidas por la Junta de Castilla y León, y hay ingenieros forestales y sindicatos que siguen denunciando la falta de planificación previa y la precariedad del operativo de extinción en Castilla y León, con unas malas condiciones laborales y falta de reconocimiento profesional del sector.