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Las vacas de Netflix

León y las vacas de Netflix, una imagen positiva. No es nuevo, es la que solemos dar...

León y las vacas de Netflix, una imagen positiva. No es nuevo, es la que solemos dar. Una provincia que es un tesoro, unas gentes hospitalarias y afables, un derroche de generosidad gastronómica, paisaje, comida, bebida… y, si nos piden más, más damos.

Lo mismo estas siete vacas del documental “Oda” de Netflix, de raza Mantequera Leonesa, recuperada gracias al esfuerzo de la ganadería Vacum y del Centro de Selección y Reproducción Animal de León. Viven en libertad, en pastos de altura, se alimentan de hierbas silvestres y beben en manantiales naturales. En época invernal regresan al cobijo de las cuadras en los pueblos cercanos. Idílico el cuadro dibujado. Vida sencilla pero sana: dan ganas de apuntarse.

Además, da gusto verlas tan ufanas, tan tranquilas, tan sin pensar en nada, que no tienen ni tren al que quedarse mirando. Brañera, Burona, Garbosa, Lobera, Navarra, Princesa y Serrana. No me digan que hasta los nombres no son evocadores. Ajenas al esfuerzo que ha logrado salvar su raza, los animales disfrutan de su entorno, dedicados a la cría de una carne, por lo demás, sublime.

Y a mí todo esto me parece una metáfora. Las mantequeras, tan lustrosas y gordas vacas, frente a las también vacas, pero flacas, por las que pasa la provincia de León y los leoneses, esas gentes que, en contraposición al esfuerzo por salvar la raza ganadera, alguien está intentando que se extingan.

Sugiero a Netflix que produzca un documental sobre estas “vacas flacas” de León, que ilustre también con todo lujo de detalles los orígenes del actual desastre y nos ayude a sacar consecuencias

Las vacas de León podrían llamarse Envejecimiento, Infrafinanciación, Insignificancia Política, Infraestructuras “Nogracias”, Expolio de Recursos, Abandono y Falsedad Histórica. Son nombres y algunos apellidos de caballo perdedor, de escaso atractivo y que en un teórico mercado no compraría nadie, más si tienen la percha de las vacas que se ven en La India, que a fuerza de sagradas y respetadas, parecen cadáveres andantes. Sugiero a Netflix que produzca un documental sobre estas “vacas flacas” de León, que ilustre también con todo lujo de detalles los orígenes del actual desastre y nos ayude a sacar consecuencias.

Y no voy a introducir hoy más temas para apoyar argumentario porque algunos amigos lectores, que creo que me quieren bien, me han afeado esa costumbre mía de meter datos y abrir ventanas para curiosear más allá del “leitmotiv” de cada columna de este “juntaletras”. Así que voy a ser muy conciso.

Esta pasada semana hemos tenido que aguantar los sufridos lectores de prensa esa especie de ataque repentino por parte del Secretario de Organización del PSOE de Castilla y León, que es como decir “el que se va a llevar el guantazo”, con permiso de Mínguez, en las cercanas autonómicas. El tal De La Rosa se lució en comparecencia con el estólido Cendón pidiendo el voto para su partido, haciendo ver que votar a UPL o formaciones similares era como depositar la papeleta en la basura, no sé si en “papel”, “fracción resto” u “orgánica”. Fino, lo que se dice fino, no ha estado De La Rosa. Pedir el voto es legítimo, pero apelar a la inutilidad del voto leonesista es un poquito insultante. Y más cuando el leonesismo del PSOE, y al menos de momento, ni está ni se le espera en las listas electorales. El bagaje del actual PSOE en favor de la provincia de León es bastante escaso. Desde el Gobierno Central se nos ningunea y desde la cercanía del PSOE de Castilla y León tampoco se nos tiene en cuenta, no siendo urna mediante.

No voy a abundar en temas como SIPAM, infraestructuras o políticas culturales. Tiren de hemeroteca y ya. La habitual negociación de los leonesistas a coste cero debería de corregirse

La reacción de UPL ha sido bastante enérgica. Y aquí le voy a dar su cuota parte de “palo” y un par de recomendaciones desde el cariño. Haber salido en tromba cuando les han tocado el asunto electoral me hace pensar que ese impulso, y también pulso mantenido con sus compañeros de gobierno en la Diputación, debería producirse más a menudo y con mejores y mayores razones, que las hay. La gestión en Diputación no es todo lo brillante que debiera. No voy a abundar en temas como SIPAM, infraestructuras o políticas culturales. Tiren de hemeroteca y ya. La habitual negociación de los leonesistas a coste cero debería de corregirse. Basar la legislatura en el “cuentodelaperademurcia” de la moción autonomista tiene las patitas muy cortas. El palo hasta ahí.

Y ahora las cariñosas recomendaciones. El asunto de la autonomía se resuelve en Madrid. Seguir tratando con el cendonismo en León es perder el tiempo. Por más que haya salido Nuria Rubio a decir no sé qué de malas interpretaciones, que la puntita sólo, que qué va, qué va,” yo leo a Kierkegaard” (Olé Faemino y Cansado) y que todo bien. Risas en la Feria del Ajo y hasta la próxima.

 A mí me parece que a Luis Mariano Santos le ha faltado creérselo, y me explico. Mantiene la UPL dos gobiernos importantes que son Diputación y Ayuntamiento. Hay que jugar órdagos y llamar a Ferraz, en este momento de zozobra general, algo aliviada, eso sí, por el asunto Montoro… ¿Está Bolaños? Que se ponga. Es que hemos pensado que, si no hay Rampa de Manzanal y Torneros, pues que lo mismo ponemos en la Diputación de León al PP… ya, ya, hemos ido a comprar pinzas para la nariz. Y así. En el Ayuntamiento, parecido, aunque con las ganas que le deben tener a Díez, pues lo mismo hasta le ponen alfombra. Ahora, ya no sé a qué candidato pondrían los del charrán. Lo de este pájaro no lo digo yo, que siempre lo han dicho ellos, estos peperos siempre tan lúcidos, que charrán en primera acepción significa pillo o tunante… corta se queda la RAE.

Y la segunda, dedicada a Alicia Gallego, de la que no tengo más noticia que su buen gobierno en Santa María del Páramo, por lo que la supongo cabal y abierta de miras. En una provincia donde, según encuestas, hay sentimiento autonomista en un, al menos, 60% de la población, su formación ha obtenido unos 48.000 votos en las últimas autonómicas, de un total de 226.000. Esto le debe hacer pensar que hay autonomismo más allá de la UPL. Y que probablemente sea un autonomismo para León Provincia. Y que erigirse en “tarro de las esencias” fácilmente se le “haga bola” a más de uno.  
No voy más allá, que prometí concisión. No obstante, pronostico que, tras lo dicho, me quedaré mirando como las vacas al tren, a ese de Matallana que pasa, pero no llega.