Entre humo amanece de nuevo

Amanece de nuevo, se espera que el frescor de estas noches ayuden a afianzar el control de los incendios a pesar de la precariedad del dispositivo y difícil orografía. La destrucción sigue avanzando de forma agónica. Varios son los fallecidos. Las consecuencias sobre la vida de los habitantes de las zonas afectadas y destrucción ambiental es imposible de cuantificar e incluso de expresar con palabras. Nos quema por dentro la frustración. Todo esto dejará una triste marca en los que lo vivieron de primera mano intentando que el fuego no devorase su hábitat y su medio de vida. También dejará marca en aquellos que aún no estando presentes físicamente tienen un fuerte apego por estos territorios.
Cuando el aire sea más respirable, ni haya reactivaciones constantes, ni largas esperas por partes metereológicos y de actuación, ni noticias confusas de medios que no buscan informar sino clickbaits, habrá que reflexionar para actuar. Esta catástrofe nos ofrece la posibilidad de salir del impasse en el que aparentemente se encuentran estos territorios.
No solo habrá que identificar con nombres y apellidos los responsables y exigir ayudas para intentar restablecer lo existente.
Si la respuesta se reduce a eso, tendrá un recorrido corto, y lo único que hará será alimentar el gran circo parlamentario mientras nuestra frustración crece y el olvido se instala. Es evidente el papel de políticos profesionales como el Señor Quiñones o Mañueco, de Alfonso Rueda de la Xunta, María Guardiola en Extremadura o Adrian Barbón del Principado. Trasciende de la incompetencia mostrada, es la tónica general de todos los representantes del Estado a la hora de hacer frente a estos episodios. Las disputas partidistas, y el juego de mascaras entre políticos profesionales son evidentes y los perjudicados somos los mismos.
Escurrir el bulto, esconder información y hacer cálculos hasta en los momentos más dramáticos es lo que mejor saben hacer. La misión de las instituciones capitalistas que controlan es clara, generar las condiciones apropiadas para alimentar los beneficios empresariales en todo momento, también ahora. Su gestión es el monopolio de actuación y el disciplinamiento de la sociedad; como vemos al intentar desalojar la Guardia Civil a vecinos que intentan extinguir las llamas, mientras la falta de medios haría que estos pueblos quedaran arrasados.
Si nuestra propuesta no es coherente, sino denunciamos todo este entramado, el relato de la anti-política y de la extrema derecha ganará, y con ello nuestra capacidad de superar esta situación se esfumará. Es por eso que necesitamos señalar con fuerza y sin influencia de intereses ajenos a nuestra clase a todos los culpables, instituciones y políticas responsables. La Coordinadora Juvenil Socialista (CJS) lo expone con su “Para nosotros la catástrofe. Para ellos las ganancias”.
Se habla estos días de falta de prevención, de crisis climática, de la precariedad de bomberos forestales, del abandono del territorio, de caza y ganadería o de la explotación del territorio por proyectos energéticos. Realmente complejo el mapa, pero el telón de fondo es claro: vivimos en un sistema en el que las vidas de la clase trabajadora, la naturaleza y los territorios sólo cuentan como una variable más en una balanza donde también entran los beneficios de los empresarios.
Somos un mero factor en un cómputo de riesgos, en el que diferentes actores tienen diferentes intereses, y cuyo objetivo primordial es que la rueda siga girando. Sino tomamos conciencia de la base y leyes sobre las que se sustenta nuestra sociedad, estamos realmente a merced de su poder y condenados a sufrir de forma cada vez más recurrente estos episodios, ya que como vemos la normalidad es un sueño difuso del pasado que jamás existió. Saber hilar los acontecimientos presentados como aislados; desde la crisis climática, auge del fascismo, catástrofes medio-ambientales, rearme militar hasta el empobrecimiento generalizado como partes de un todo. Este mundo hace aguas y nos arrastra con él al cortado.
Que estos episodios dramáticos aumenten, la fuerza para la dura tarea de la transformación de este mundo y la voluntad para un debate racional colectivo. Tenemos una tarea clave; la de tejer con todos nuestros medios a nivel de masas una comprensión profunda del mundo, de cada evento, de cada coyuntura, de que nada es casual. Todo tiene relación y de que hay realmente una alternativa política posible a la barbarie capitalista que nos encamine a construir un mundo radicalmente diferente. Una alternativa política socialista de la gran mayoría trabajadora que vaya incorporando cada día a más sectores sociales, con más capacidades y recursos.
Exponer la necesidad de gestionar el territorio de forma planificada, consciente y racional para el beneficio de todas y no de unos pocos. Que nuestras fuerzas vayan mucho más allá de quitar de en medio tal cara del panorama político, o de cambiar las banderas de las instituciones. Urge paliar el desastre pero debemos construir las condiciones para que esto no sea más que un recuerdo de un mundo irracional y decadente.
Jorge Aller es militante del Movimiento Socialista de León