Un estudio incide en que una de las mejores fórmulas contra el fuego es la ganadería extensiva
La Universidad de Cantabria y la Fundación Oso Pardo han presentado el informe Propuestas para la prevención de los incendios forestales en la cordillera Cantábrica, un documento que nace de un proceso participativo en el que más de un centenar de personas compartieron preocupaciones e ideas para afrontar los nuevos incendios forestales, “cada vez más intensos y complejos”.
Los talleres se celebraron en junio en Somiedo (Asturias), Villablino (León) y Potes (Cantabria), con la asistencia de ganaderos, asociaciones vecinales, empresas forestales y turísticas, cazadores, representantes municipales, entidades conservacionistas y pequeños productores.
Gestión forestal y paisaje mosaico
Entre las principales conclusiones, el informe subraya que la gestión forestal y la planificación integral resultan decisivas para reducir riesgos. Se propone avanzar hacia un “paisaje mosaico” que combine distintos usos y permita un territorio más resistente frente al fuego.
El manejo del ganado, especialmente el menor, se considera una herramienta fundamental, junto con la creación de “cortafuegos verdes” mediante especies no pirófitas. Además, se recomienda mantener libres de material combustible los entornos de viviendas y núcleos rurales para disminuir el riesgo de incendios de interfaz urbano-forestal.
Educación y formación como barrera
Otro de los ejes del documento es la educación ambiental y la sensibilización social. El informe defiende que la formación debe ser continua “a todos los niveles y franjas de edad”, incluyendo el conocimiento temprano de los riesgos y la capacitación en técnicas básicas de extinción y autoprotección.
Asimismo, se reclama una educación ambiental que incorpore “el fuego como un elemento más del medio”, en lugar de percibirlo solo como amenaza.
Fijar población y reducir trabas
El estudio alerta sobre la necesidad de frenar el abandono rural. Para ello, se sugiere crear empleo ligado a la prevención de incendios, impulsar una “economía verde” que rentabilice los montes y facilitar el relevo generacional en las zonas de montaña.
Los participantes insistieron en la reducción de la burocracia y en la cesión de competencias con dotación presupuestaria y técnica a ayuntamientos y juntas vecinales, para que puedan asumir un papel más activo en la gestión del territorio.
“Un problema social y ambiental”
“Los incendios forestales son un problema social además de ambiental. Este informe demuestra que la voz de las comunidades locales es esencial para encontrar soluciones realistas y sostenibles”, subrayan los autores del estudio.
El documento concluye que solo con la implicación activa de la sociedad y un compromiso firme de las instituciones será posible prevenir los incendios de gran magnitud que amenazan cada verano a la cordillera Cantábrica.